"Dos Almas Guerreras" [Goku x Caulifla]

"El Encuentro Decisivo"

Caulifla y Kale se encontraban en la base de Sadala, observando cómo el sol ascendía por el horizonte. La luz dorada teñía el cielo con tonos cálidos, pero dentro de Caulifla, la inquietud seguía creciendo. Ya había tomado su decisión, y nada iba a detenerla.

"Kale, necesitamos encontrar la manera de viajar al Universo 7," dijo Caulifla con firmeza.

Kale, siempre leal, asintió de inmediato. "¿De verdad estás decidida, Caulifla? ¿Todo esto es por Goku?"

Caulifla apretó los dientes y cerró los puños. La sola mención del nombre de Goku hacía que una mezcla de emociones la recorriera. "No es solo por él. Es por mí. Necesito entender por qué no puedo dejar de pensar en ese imbécil. Si es solo una cuestión de fuerza o si hay algo más. Solo lo sabré enfrentándolo."

Kale asintió con una ligera sonrisa. Ella también sentía curiosidad por el motivo detrás de esa obsesión creciente. Caulifla siempre había sido determinada y orgullosa, pero nunca antes la había visto tan enfocada en un solo guerrero.

Decididas, las dos Saiyajin se dirigieron al único lugar donde podían obtener una respuesta rápida: hacia el Dios de la Destrucción, Champa. Si alguien podía llevarlas al Universo 7, era él.

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En la Tierra...

Mientras tanto, Goku continuaba con su entrenamiento habitual, pero algo dentro de él también se encontraba en constante agitación. Vegeta, Piccolo, y hasta Gohan lo notaban. Estaba distraído, como si su mente estuviera siempre a medio camino entre la Tierra y otro lugar.

"¿Qué te pasa, Goku?" le preguntó Gohan un día, mientras entrenaban en la sala de gravedad. "Has estado raro estos días."

Goku, con su sonrisa habitual, trató de restarle importancia. "No es nada, solo estaba pensando en una pelea pendiente."

Gohan lo observó, conociendo a su padre lo suficiente como para saber que algo más estaba pasando. "¿Se trata de Caulifla, verdad?"

La sonrisa de Goku se desvaneció levemente. No había forma de ocultarlo. "Sí... Es que me dejó una impresión muy fuerte. Cada vez que peleo con ella, siento que estoy empujando mis propios límites. Pero hay algo más en ella. Algo que no puedo entender todavía."

Gohan sonrió, como si hubiera captado algo que Goku no. "Tal vez lo que sientes es que ella te motiva de una manera diferente. Como lo que sentiste cuando conociste a Vegeta por primera vez, pero con otro tipo de conexión."

Goku frunció el ceño, confundido. "¿Otro tipo de conexión? ¿De qué hablas?"

Gohan soltó una pequeña risa. "Papá, creo que no es solo admiración por su poder. Quizá te esté afectando de una manera más... personal."

Antes de que Goku pudiera responder, una energía familiar invadió su percepción. Sintió un par de ki poderosos, uno inconfundible. Se puso de pie de inmediato.

"Caulifla... está aquí."

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En el espacio aéreo de la Tierra...

Gracias a la intervención de Champa y Vados, Caulifla y Kale habían llegado a la Tierra del Universo 7. Mientras descendían hacia el planeta, el corazón de Caulifla latía con fuerza. Había estado esperando este momento desde que tomó la decisión. Estaba lista para enfrentarse a Goku, pero ahora no solo por el combate. Había algo más que debía resolver.

"¿Estás nerviosa?" preguntó Kale, sintiendo la intensidad que emanaba de Caulifla.

"¡Por supuesto que no!" respondió rápidamente Caulifla, aunque su tono traicionaba algo de duda. "Solo quiero terminar con esto."

Cuando aterrizaron cerca de la Corporación Cápsula, fueron recibidas por la energía familiar de Goku, quien ya las estaba esperando. Caulifla no pudo evitar que una sonrisa se extendiera por su rostro al verlo allí, de pie, con los brazos cruzados y su característico gesto despreocupado.

"Sabía que vendrías," dijo Goku con una sonrisa confiada. "Puedo sentir que has seguido entrenando, y has vuelto más fuerte."

Caulifla lo miró intensamente, caminando hacia él con una determinación inquebrantable. "No vine solo a pelear, Goku. Vine porque tengo algo que resolver contigo."

Goku arqueó una ceja, sorprendido por la seriedad en sus palabras. "¿Algo que resolver? ¿A qué te refieres?"

Caulifla respiró profundamente, su mirada fija en los ojos de Goku. "No puedo dejar de pensar en ti. Desde que nos enfrentamos, algo me molesta y no puedo entenderlo. Quiero saber si es solo por la lucha o si hay algo más."

Goku, a pesar de no ser el más rápido en entender este tipo de situaciones, captó la intensidad en la voz de Caulifla. Sabía que ella no hablaba solo de su deseo de volverse más fuerte. Había algo más profundo. Se rascó la cabeza, incómodo por el rumbo que estaba tomando la conversación.

"Bueno, a mí también me pasa lo mismo," admitió finalmente. "Cada vez que pienso en ti, siento que quiero seguir entrenando y haciéndome más fuerte. Pero también siento que hay algo diferente cuando estamos juntos... como si no fuera solo por la pelea."

Caulifla se sorprendió al escuchar eso. ¿Podría ser que ambos estuvieran sintiendo lo mismo? Esa mezcla de respeto, admiración, y algo más que no podía ser nombrado. Ambos eran Saiyajin, guerreros por naturaleza, pero esto iba más allá del simple deseo de superarse.

"Entonces... no soy la única," murmuró Caulifla, sin poder evitar un leve rubor en sus mejillas.

Goku sonrió con más confianza. "No, creo que no. Pero si quieres entenderlo mejor... ¡podemos resolverlo peleando!"

Caulifla soltó una risa, aliviada de que Goku lo propusiera de esa manera. "¡Típico de ti! Está bien, Goku, vamos a hacerlo. ¡Una pelea más!"

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Ambos Saiyajin se separaron rápidamente, creando una distancia adecuada para comenzar el combate. Kale, observando desde el fondo, sintió la energía creciente entre ambos. Algo había cambiado, y lo que sucediera en esa pelea no sería solo físico, sino algo más emocional.

El aura de Caulifla estalló en una poderosa llama de ki, y Goku respondió activando su forma de Super Saiyajin. Ambos se miraron fijamente por un instante, como si estuvieran conectados en algo más que una simple batalla.

"Esta vez, Goku, te voy a superar," dijo Caulifla, con una confianza renovada.

"Eso es lo que quiero ver," respondió Goku, con una sonrisa.

Y entonces, en un parpadeo, ambos se lanzaron el uno contra el otro, desatando una ráfaga de poder que sacudió el terreno. Pero esta vez, la pelea no era solo por la victoria. Era una búsqueda de respuestas, un enfrentamiento que definiría no solo sus fuerzas, sino lo que realmente sentían.

Continuará...