"No dejes que...nos coma el diablo, amor."— caifanes.
Febrero, mucho tiempo después, Pero no demasiado tarde.
Hacía frío.
Pero al parecer desde hace tiempo parecía que ese clima era perpetuo. Hacía frío, la calefacción no era suficiente para aquella temperatura que le albergaba entero, incluso si su departamento era el más lujoso de todo el valle; hacía frío incluso sí el café estaba hirviendo en la taza que reposaba en sus manos, hacía frío, incluso con esa sudadera que envolvía su cuerpo y que ya no contenía su olor, que ya no tendría ese olor, ni ese color, ni ese sentimiento, nunca más, nunca más, nunca más.
Cómo dolía.
El televisor hacia un ruido casi molesto, como un subido y pitidos que le ensordecían, el ruido de la cotidianidad no existía hasta su ventana, Pero el silencio era tan ruidoso como los pensamientos que le invadían la mente; era temprano por la mañana, hace unas cuantas horas ¿O minutos? No sé sabía, Pero el chiste es que el aura había aparecido y después dejo un claro amanecer, es mentira que al amanecer todo se solucionaba, la poesía era una mentira, pues hoy era quizá el amanecer número 145 y su corazón ya no resitió más, por fin, después de todo, se quebró. Estando solo, probando el desayuno, su pecho latió, rápido, rápido, como una bomba de tiempo a punto de estallar, quizá era demasiado joven para un infarto, Pero quizá y un infarto sería como despertar del sueño en el que se había sumergido.
Bum
Bum
Bum
Su corazón era una maquina y su cerebro un almacén que ya no funcionaba, el estómago estaba cerrado y el vomito a punto de tocar la campanilla de su boca, todo lucía como un sueño, una pesadilla, algo que lo mataría. Ya no le quedaban lágrimas, todas se habían ido hace meses, Pero ahora quedaba un abismo en su ser, uno que de poco en poco le estaba consumiendo hasta dejarlo vacío, un abismo, algo espantoso, algo delirante, maldita sea, ese no era él, sin embargo, quien era realmente se quedó albergado en un hogar vacío con azucenas en las ventanas y un árbol de cítricos, quien Changbin era, aquel fantasma que antes era su alma, estaba viviendo en una casa vacía siendo custodió de las memorias que ya no volverían a ser suyas.
El humo de algo quemándose llegó a su nariz, Pero no lo percibió del todo, el café le quemó los dedos, penso por un momento que era culpa de la taza, pero no, eran sus manos temblorosas que habían derramando el liquido hasta quemarle los dedos y Seguramente después le dejarían ampoyas; en las noticias como nota mundial, todo mundo hablaba de aquel tiro de gracia. Changbin estaba entumecido, sentado en la mesa del desayuno y contemplando el televisor moderno que adornaba su cocina como símbolo de riqueza. No cualquiera podía darse el lujo de contar con tantos televisores, Pero él sí podía, porque él podía todo, o eso creyó en los últimos años.
Sus pies no tenían calcetines y el suelo de mármol frío le hacía mantenerse despierto, haciéndole saber que nada de esto era una simulación, que todo era verdad y que él era el único culpable de su propia desdicha, de todos sus males, de todo lo que le acontecía, Changbin el culpable, él y sus decisiones estúpidas y su buen corazón, a veces deseaba ser un poco más egoísta, un poco más aventurero y un poco más descarado, deseaba ser tanto y ahora solo era una piedra, una estatua, algo sin vida, algo lo malditamente lejano al concepto de vivir, pobre de él, pobre de Changbin, pobre de quien era ahora.
El pantalón afelpado le mantenía las piernas calientes, Pero eran tan débiles que ya no podía sostenerlas para ponerse de pie, y la sudadera deslavada le cubría todo el torso incluso si por debajo de ella conservaba la playera de dormir, la capucha le mantenía cubierto, como un manto, como si pudiera realmente cubrirse de todo, en una burbuja, Changbin desearía regresar el tiempo para volver a sentir como antes, sin embargo, él no tenía superpoderes, ni habilidad de controlar el tiempo, solo era un humano, un humano que no lo podía todo.
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El Secreto De Las Flores Del Jardín. (Binchan)
HumorPorque las flores guardan secretos, promesas y recuerdos. La flores del jardín presidencial tampoco eran la excepción. Inicio: 12 junio 2024