alcatraz

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Bang Chan se enamoró de una estrella.

Y no hablo de una estrella del entretenimiento, no de las super estrellas famosas con gran carrera en la industria, y no hablo de la carrera de Changbin, pues todo mundo sabía quién y lo que era, todo mundo sabe que Changbin es una de esas estrellas, sin embargo, Chan no se enamoró de eso. Y si bien, Seo Changbin era, sin duda, una de las estrellas más importantes dentro del mundo coreano y global, era el primer hombre en entrar a playlist extranjeras y globales, causando así que fuera merecedor de muchísimos premios muy importantes en occidente. Seo Changbin era un escritor, productor y cantante, el más famoso de Corea en los últimos tiempos, con innumerables producciones, con colaboraciones alucinantes, David Bowie, Cyndi Lauper, y se rumora que pronto Madonna estaría en la lista, sin duda era muy importante lo que hacía.

Pero Bang Chan no se había enamorado solamente de eso, no, por supuesto que no, no se enamoró por su fama, por su dinero o su estatus, no se enamoró de eso, no podía amar lo superficial de Changbin, cuando todo de él era bello.

Seo Changbin era su estrella porque iluminaba su camino y le alumbraba cada paso, era como un sol y debemos recordar que el sol es la estrella más brillante de nuestro sistema solar. Así era Changbin, la estrella más brillante, la más importante, Chan era solo un planeta que le orbitaba, uno de tantos, lo mejor de todo es que él era el más cercano al sol. Había un punto malo de todo esto, Pero Chan aún no quería ser consciente de esta maldición que les albergaba.

No era tiempo, no podía ser tiempo de ver que realmente lo suyo no era para siempre.


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Bang Chan llevaba cerca de dos años compitiendo por la nueva candidatura, está sería para el año 1986, pues la última vez, la de 1982, quien había ganado ese puesto era un señor cuarentón que ganó solo por tener más años que Bang Chan, pues experiencia no podía, ya que incluso Chan contaba con más experiencia a pesar de ser tan joven. No podía mentir, él se enojó mucho, Pero Clarie y Changbin le dijeron que siempre vendrían mejores años, que lo mejor siempre esta por venir y así era, Chan confiaba ciegamente que eso era lo correcto. Sin duda, Bang Chan no fue presidente a los treinta años como tontamente pensó alguna vez, Pero la fortuna de su juventud es que podría esperar más tiempo, más candidaturas, más y más, mucho más. Secretamente se alegraba que su partido no haya ganado la candidatura, secretamente le gustaba saber que la izquierda era dominante.

Sin embargo el pertenecía a los conservadores y aunque no lo era, aunque no pensaba de esa forma, pensaba hacer todo lo que en sus manos estuviera para poder gobernar un país mejor, menos corrupto, más libre, más autónomo. Chan deseaba la paz, deseaba dejar de lado la corrupción absurda y los ideales pendejos, Pero sabía, de mala forma que a veces debemos sacrificarnos a nosotros mismos para que un bien común suceda.

Pero no pensemos en eso, Por el momento él estaba feliz, trabajaba en otro puesto del gobierno y planeaba su candidatura con muchísimo, muchísimo cuidado. Cada detalle, cada punto, cada momento, cada movimiento y cada palabra, aunque, sin duda, ahora su vida era tan liviana, tan sencilla, quizá y el sentirse en esa nube de amor era lo que le ayudaba a sobrevivir la carga de este puesto que tanto ambiciaba.

Quizá estar enamorado era eso que lo envolvía en bruma dulce donde solo existe los latidos acelerados y la calma absoluta de su ser, para Chan ahora era más importante sentir los suaves besos de Changbin y no tanto el tener o no ese puesto que deseo desde niño. Su pasión por liderar se veía opacada cuando Changbin lo besaba intensamente, se veía opacada cuando tenía a él siendo tan suyo, tan entregado, tan entero par él.

Ahora era verano, Changbin está ahí, en casa un año más, eran dos años desde que decidieron vivir juntos mientras podían hacerlo.

Era el año 1985, Changbin tenía vacaciones largas nuevamente y después de visitar a sus padres en Corea y de volver con tanto por pensar en la cabeza, fue que por fin se acerco a esa pequeña casa de jardín nuevamente, se sentía maravilloso estar ahí, era su hogar, su pequeña morada, su refugio contra el mundo, ese lugar ers lo único sue sentía que me pertenecía, suyo, suyo y de Chan, era de ellos, su casa, su mundo, solo ellos.

El Secreto De Las Flores Del Jardín. (Binchan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora