girasoles

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Diciembre, 1981.

Hacía frío.

Las sabanas estaban frías y fuera de la habitación seguro nevaba terriblemente siendo una de las peores tormentas en años; el suelo se vestía de blanco para darle la bienvenida al invierno, aunque tenía semanas desde que entró de lleno, fuera de la habitación seguro todo mundo buscaba calor en ropas pesadas y calientes, cafés en sus manos y sopas calientes, pero no ahí, no dentro de la habitación más lujosa de ese hotel de cinco estrellas, no cuando dos cuerpos calidos marcaban la diferencia de lo bueno que se siente estar en compañía, una compañía diferente a la que ya acostumbraban, una alejada, extraña y poco convencional.

Las sabanas eran frías, la tela probablemente estaba humeda y si prestarán más atención, sentirían que el satín no es buen protector de calor, Pero eso a ninguno de ellos les importó, Changbin no sintió frío, no, para nada, como sentirlo si era más el calor que le invadían entero desde el más mínimo cabello hasta cada dedo de los pies, el aliento cálido de Chan le hacía cosquillas en el cuello y sus brazos descubrieron el calor gracias al cuerpo ajeno que le abrazaba y cobijaba de todo el exterior.

Chan repartía pequeños besos a lo largo de su cuello ligeros besitos que le ponían los bellos de punta, luego repartió unos más por su pecho, su mentón y sus mejillas, eso le hizo sentir cosquillas, al parecer Bin era muy sensible. Al parecer sus manos jamás querían abandonar la extrañeza de sus cuerpos, querían conocerse enteros, de pies a cabeza, en cada rincón. Conocer cada uno de sus lunares, las pecas en la espalda que Chan tenía y solo muy pocos sabían, conocer las cicatrices, las estrías y mucho más, aquella tarde quisieron creer que todo era suficiente, que tenerse así era simplemente lo más importante, pero quiza y solo quizá, su egoísmo y hambre por tenerlo todo, les impulsaba a pedir más de lo que requerían, más de lo que podían darse.

— ¿Está nevando?— preguntó Changbin minutos después de terminar, estaba exhausto, tirado en la cama y mirando la ventana que estaba lejos de él. Chan estaba recargado en la cabecera de la cama y estaba tan extasiado que solo podía mirar a un punto en la nada, con la cabeza completamente en blanco.

Lo que pasaba es que a lado de Changbin nada ocurría. No lo mal interpreten, a lo que Chan se refería es que con Changbin no ocurría nada que le quitará el sueño o le mantuviera siempre alerta, Changbin era tan ambigüo que le hacía sentir como si una guerra ocurriera en su interior, Pero fuera, todo fuera la calma misma, con ejemplificación y sentimiento, todo incluído. Bin era un chico que le alborotaba todo lo que era, en cuerpo alma y espíritu, Seo le alocaba todo y al mismo tiempo el panorama siempre luciría tranquilo a su alrededor. Ese era el efecto Seo Changbin y ahora Christopher Bang era testigo de eso.

— En invierno siempre neva, Bin— es verdad, los copos se acumulaban fuera del borde de la ventana y el cristal parecía congelarse en cualquier momento.

— No en todas las partes del mundo, Chan— El mencionado sonrió; era verdad que el simplemente oír su nombre en los labios correctos le hacían sonreír con absurdez, el problema de la absurdez es que todo mundo piensa que es ilógico, cuando en realidad, incluso lo absurdo tiene lógica, esto mismo también pasaba con él cuando Changbin estaba a su lado, en sus brazos, acurrucado en el calor reconfortante que se brindaban.

— Toda la razón, Pero aquí siempre lo ha hecho y estoy seguro que en Corea también neva ¿No?— Changbin asintió, sí, en Seúl, por estás fechas, el río se congelaba y las calles se pintaban de un blanco maravilloso.

— No sé si en todo el país, Pero en Seúl sí neva, es lindo, me encanta el invierno.— murmuró algo pensativo.

— La verdad es que yo extraño el verano, me encanta pasar los días libres en la playa.— Changbin se levantó rápido de su posición, ignoro el dolor en la espalda baja con tal de dramatizar más sus acciones.

El Secreto De Las Flores Del Jardín. (Binchan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora