Dumbledore lo miró por encima de sus gafas de media luna, con una mezcla de cansancio y gravedad en sus ojos. El silencio que siguió fue tan denso que parecía llenar cada rincón de la habitación.
- Severus... -empezó Dumbledore, pero Snape levantó una mano, cortándolo.
- No más evasivas -dijo Snape, su voz baja pero cargada de amenaza-. Hemos estado en la oscuridad el tiempo suficiente. No puedes seguir jugando a este juego con las vidas de los demás. Harry casi muere, y lo que es peor, tú lo sabías. Así que... ¿qué es lo que realmente está en juego?
Dumbledore exhaló profundamente, como si todo el peso del mundo descansara en sus hombros. Finalmente, asintió, aceptando que el momento había llegado.
- La profecía -dijo en voz baja, y sus palabras hicieron eco en la sala.
Hermione, que había estado sentada en silencio observando la tensa interacción, dio un respingo. Sabía sobre la profecía, claro, pero nunca había comprendido completamente lo que significaba. Draco, que estaba de pie a un lado, frunció el ceño, sus ojos grises mostrando desconcierto. Si bien convivía con el enemigo, esa información todavía no había llegado a él.
- ¿La profecía? -repitió Draco, mirando a Dumbledore y luego a Snape-. ¿Qué tiene que ver esto con Potter viviendo con muggles y todo lo demás?
Dumbledore giró su mirada hacia Draco, su expresión triste pero decidida.
- Harry es el único que puede derrotar a Voldemort -dijo, con una franqueza que heló el aire-. Es el elegido. Y solo podía estar a salvo de las fuerzas oscuras en el lugar donde el sacrificio de su madre lo protegía... su hogar con los Dursley.
La revelación cayó como una bomba. Draco se quedó en silencio, procesando lo que acababa de escuchar. Hermione se cubrió la boca con la mano, sus pensamientos desbocados.
- ¿Todo este tiempo...? -murmuró Hermione, con una mezcla de incredulidad y tristeza-. ¿Todo lo que ha pasado, todo el sufrimiento de Harry, fue solo para que... pudiera tener una oportunidad de vivir?
Snape cerró los ojos por un momento, su pecho subiendo y bajando mientras controlaba su furia. La idea de que Harry había sido utilizado, sacrificado por un "bien mayor", lo atormentaba profundamente. Finalmente, abrió los ojos y miró directamente a Dumbledore.
- ¿Y qué sigue ahora? -preguntó, su voz más calmada, pero no menos intensa-. ¿Cómo esperas que este niño, que ha sido maltratado y dejado a su suerte, esté listo para enfrentarse a Voldemort? ¿Lo pensabas criar como un cerdo para el matadero?
Dumbledore pareció encogerse un poco bajo la mirada de Snape.
- Lo sé, Severus -dijo con voz apagada-. He cometido errores, graves errores. Pensé que el amor y la protección que su madre dejó sobre él serían suficientes, pero no... subestimé el peligro y el sufrimiento que conlleva.
Snape apretó los dientes, conteniendo su ira. Luego, dio un paso hacia adelante.
- Tienes que entender que no puedes seguir tomando decisiones por él -dijo Snape, con una dureza que no se había visto antes en él-. Harry no es una herramienta, no es un peón en este juego. -Se inclinó levemente hacia Dumbledore-. Lily murió por él. Yo no dejaré que su hijo sufra el mismo destino porque tú crees que es el único camino.
El silencio se apoderó de la habitación nuevamente, pero esta vez fue Dumbledore quien asintió, un gesto de aceptación, de cansancio.
- Lo sé, Severus -respondió finalmente-. Tienes razón. Harry ha sido demasiado... ha soportado demasiado. Y ahora es el momento de que él decida su propio destino.
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Alguien a quien llamar papá
FanfictionEs quinto año. Voldemort está furioso, entonces decide darle donde más le duele a Harry. Con Granger. Aclaración: Severus en rol como padre.