Cerrando capítulos + Epílogo

76 9 40
                                    



El sol estaba comenzando a ponerse sobre el horizonte, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y dorados. Harry Potter estaba sentado en el borde del lago, con las piernas colgando sobre el agua tranquila. Sus pensamientos estaban en tumulto, pero el paisaje sereno ofrecía un respiro bienvenido.

Al fin era fin de año, y había logrado tener un año con solo preocupaciones con las notas y sus estudios, ¡Nadie había querido matarlo! Excepto Riddle, quizá, cada vez que no sacaba una buena nota, lo mataba estudiando, Hermione, Draco, Severus y Tom se habían vuelto unos exigentes con lo que respecta a la materia. Lo iban a matar. 

Excepto por Sirius y Bellatrix, que se habían vuelto algo así como ¿Pareja? ¿Primos queridos? ¿Norteños? 

Bueno, seguían las tradiciones familiares mientras viajaban por el mundo.

La mansión, ahora un lugar de extraña armonía y convivencia entre antiguos enemigos, parecía un mundo lejano mientras Harry miraba el reflejo del sol en el agua. Había pasado mucho desde que su vida se había entrelazado con la de Tom Riddle de manera tan inesperada. Todo había cambiado, y mientras la noche se acercaba, también lo hacía el cierre de este capítulo en su vida.

Tom Riddle, que había estado dando un paseo por los jardines, se acercó sigilosamente a Harry. Aunque su apariencia aún tenía el aire de misterio y autoridad que solía, había un cambio notable en su comportamiento. Se acercó con una sonrisa ligera, que contrastaba con su antigua frialdad.

—Pensé que te encontraría aquí —dijo Tom, deteniéndose a unos pasos de Harry y cruzando los brazos.

Harry no se giró inmediatamente. Su voz era suave, casi melancólica.

—Sí, supongo que es uno de esos momentos en los que necesito un poco de soledad. —Harry hizo una pausa antes de agregar—: Pero, dado que has venido, ¿qué tal si me acompañas?

Tom se sentó junto a él, y durante unos momentos, ambos miraron el atardecer en silencio. La calma del lago y el sonido ocasional de las aves creaban un contraste tranquilizador con las tumultuosas semanas que habían pasado.

—Quiero decirte algo —dijo Tom finalmente, rompiendo el silencio—. Durante todo este tiempo, me he dado cuenta de muchas cosas. Cosas que no entendía antes. Me he dado cuenta de lo mucho que he cambiado y de lo que he hecho mal. No soy una persona perfecta, y sé que te he causado mucho dolor.

Harry se giró para mirarlo, su rostro mostraba una mezcla de sorpresa y curiosidad.

—¿De verdad estás diciendo esto? —preguntó Harry, con una sonrisa irónica—. No es que no me alegra escuchar una disculpa, pero ¿es esto una nueva táctica de manipulación?

Tom rio suavemente, una risa que era genuina y sin las sombras de su antiguo yo. Podía ver como las arrugas en su rostro, junto a los ojos se arrugaban.

—No, no es una táctica. Es solo una realidad. He estado aprendiendo mucho sobre el perdón y la redención últimamente, y me doy cuenta de que pedir perdón no siempre arregla las cosas, pero es un buen comienzo.

Harry lo miró, su expresión relajándose.

—Bueno, no esperaba que nos convirtiéramos en mejores amigos, pero reconozco el gesto. —Harry miró el agua de nuevo, su tono se volvió más ligero—. Aunque debo admitir que todavía no estoy seguro de cómo te sientes al respecto. A veces siento que la gente puede ser más complicada que un hechizo.

Tom se inclinó hacia adelante, su voz tomando un tono de complicidad.

—Sí, los hechizos son bastante simples comparados con los sentimientos humanos. Por eso me gustan más las serpientes. Son más predecibles.

Alguien a quien llamar papáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora