Medicada en enfermería

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- Está despertando...

- Mione -una caricia humana tocó su rostro, lo que causó un pequeño espasmo, estaba fría- aún arde en fiebre, Poppy, podrías darme un paño con agua fría?

- Claro, Severus -respondió la Sra. Pomfrey, moviéndose con rapidez. Con un gesto de su varita, conjuró un paño empapado en agua fría y lo colocó suavemente sobre la frente de Hermione. Suspiró aliviada al ver que la temperatura empezaba a bajar un poco.

Hermione abrió los ojos lentamente, parpadeando varias veces hasta enfocar su visión. El rostro familiar de Severus Snape se inclinaba sobre ella, con una expresión que oscilaba entre la preocupación y la tensión.

- ¿Dónde... dónde estoy? -murmuró Hermione, su voz débil y quebrada.

- Estás en la enfermería de Hogwarts -dijo Snape con voz suave, pero con un tono que no ocultaba completamente su preocupación. - ¿Recuerdas lo que pasó?

Hermione trató de sentarse, pero una ola de dolor la hizo detenerse. Se pasó una mano por la frente, sintiendo el húmedo paño que la Sra. Pomfrey había colocado.

- Mis padres... -susurró, y una lágrima rodó por su mejilla. - Ellos...

La Sra. Pomfrey se acercó y le dio una pequeña sonrisa de consuelo. - Estás en un lugar seguro ahora, Hermione. Tómate tu tiempo para recuperarte.

Severus -dijo Hermione, volviendo su atención a Snape, que la observaba con una mezcla de empatía y aprensión. - ¿Por qué... por qué me trajiste aquí? ¿No estás... no estás enojado conmigo?

Snape frunció el ceño y se inclinó un poco más cerca, su mirada intensa y decidida. - No estoy enojado contigo. El dolor que sientes es comprensible, pero no estás sola en esto. La Orden está aquí para apoyarte, y yo... -hizo una pausa, luchando por encontrar las palabras correctas- y yo estoy aquí para asegurarme de que te recuperes.

Hermione cerró los ojos, dejando que las lágrimas cayeran libremente. - Gracias... pero, ¿qué pasará ahora? ¿Qué hago?

Snape miró a la Sra. Pomfrey, quien asentía con comprensión. 

- Lo que más necesitas ahora es descanso y apoyo. Tomaremos decisiones sobre tu futuro cuando estés más fuerte. Por ahora, enfócate en sanar y en encontrar algo de paz.

La Sra. Pomfrey asintió y se alejó un poco, dejando a Snape y Hermione en un momento de privacidad. Snape se sentó al borde de la cama, su actitud menos dura de lo habitual, y buscó unas palabras de aliento.

- Hermione, sé que esto es un golpe devastador, pero tu fuerza y tu inteligencia te ayudarán a superar esto. No tienes que enfrentar esto sola.

Hermione asintió débilmente, sus ojos llenos de una mezcla de tristeza y esperanza. Sabía que la recuperación sería un proceso largo y difícil, pero en ese momento, con la presencia de Snape y el cuidado de la Sra. Pomfrey, se sintió un poco más segura.

Hermione se acomodó de nuevo en la cama, intentando ignorar el dolor en su cuerpo. La Sra. Pomfrey volvió con un pequeño frasco de poción y una taza de té caliente.

- Esta es una poción para el dolor y un té para calmarte un poco -dijo la enfermera, dándole a Hermione ambos. - Bebe despacio.

Hermione tomó la poción con dificultad, su mano temblando ligeramente. Agradeció el calor del té, que le proporcionó un alivio momentáneo. Snape observó en silencio, su presencia más tranquilizadora de lo que Hermione habría imaginado.

Después de un momento, la Sra. Pomfrey se retiró, dejando a Snape y Hermione a solas en la habitación. El silencio que siguió era denso, cargado con la gravedad de lo sucedido.

- Severus... -Hermione comenzó, su voz apenas un susurro. - ¿Qué pasará con mis padres?

Snape la miró con compasión, aunque su rostro se mantenía impasible.

 - Los aurores están manejando la situación. Investigarán a fondo y se asegurará de que se haga justicia. No hay palabras que puedan aliviar tu dolor, pero puedes estar segura de que todo se está haciendo para honrar su memoria.

Hermione asintió lentamente, su mente aún procesando la enormidad de la pérdida. - No sé cómo seguir adelante... No tengo a nadie más.

- La pérdida es inmensa -dijo Snape con voz grave. - Y el camino hacia adelante será difícil. Sin embargo, tienes la capacidad de enfrentar esto. La comunidad mágica está aquí para ti, y nosotros... especialmente yo, estaremos a tu lado.

Hermione levantó la vista, sus ojos encontrando los de Snape. - ¿Por qué estás siendo tan... amable?

Snape se encogió de hombros, aunque su expresión era seria. - A veces, las circunstancias nos obligan a enfrentar nuestras propias debilidades y a ofrecer ayuda a quienes lo necesitan. No todo se trata de ser amable o no, sino de hacer lo correcto.

Hermione permaneció en silencio, considerando sus palabras. A medida que la poción empezaba a hacer efecto y el dolor disminuía, se sintió más capaz de pensar con claridad.

Un golpe en la puerta interrumpió el momento. Era Dumbledore, que entró con una expresión de preocupación y tristeza.

- Hermione, me alegra ver que estás despierta -dijo Dumbledore con suavidad. - He venido a hablar contigo y a ofrecerte mi apoyo en este momento difícil.

Hermione lo miró con gratitud. - Gracias, profesor. No sé qué hacer ahora.

- Lo primero que debes hacer es permitirte sentir y sanar -dijo Dumbledore, sentándose en una silla cercana. - El futuro puede parecer incierto, pero lo enfrentaremos juntos. También he pensado en tus opciones y en cómo podemos apoyarte de la mejor manera posible.

- ¿Qué opciones? -preguntó Hermione, su curiosidad mezclada con un atisbo de esperanza.

Dumbledore miró a Snape antes de continuar. - La Orden ha considerado varias alternativas para tu futuro. Ya hemos hablado sobre ello, y hay varias personas dispuestas a ayudarte y a ofrecerte un hogar en este momento.

Snape se aclaró la garganta antes de hablar. - Además de las opciones que mencionó el profesor, hay otras posibilidades que pueden ofrecerte un entorno en el que te sientas segura y apoyada.

Hermione se sintió abrumada por la idea de tener que tomar una decisión tan importante mientras lidiaba con el dolor. - No sé si estoy lista para eso ahora...

- No tienes que tomar una decisión inmediata -dijo Dumbledore con comprensión. - Tómate el tiempo que necesites para recuperarte y pensar en lo que es mejor para ti. Nadie te presionará para tomar una decisión hasta que estés lista.

Hermione asintió, agradecida por la paciencia de Dumbledore y el apoyo de Snape. Aunque el camino hacia la recuperación sería largo, sentía un pequeño rayo de esperanza al saber que no estaba completamente sola en su dolor.

- Gracias, profesor. Gracias, Severus.

Dumbledore y Snape intercambiaron una mirada, comprendiendo la gravedad del momento y la necesidad de apoyo continuo. Con una última mirada de aliento, ambos se levantaron para permitir que Hermione continuara su recuperación en paz.

Alguien a quien llamar papáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora