Un antes y un después

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El silencio en la Sala de Profesores era casi palpable, roto solo por el crepitar de la chimenea y el ocasional sonido del viento que golpeaba las ventanas. Tom Riddle estaba sentado en una silla, con una expresión pensativa, mientras que Severus Snape se movía con una agitación inusual.

Riddle había pasado gran parte de la tarde en una reunión con algunos de los Mortífagos a traves de sus llamadas o en Hogsmeadage con otros aspectos, su rostro enmascarado por una serena calma. Ahora, al final del día, tenía un aire relajado, pero no del todo libre de preocupación. Severus, sin embargo, parecía tenso, su mente ocupada en pensamientos que no podía ignorar.

Nagini estaba enroscada en una esquina de la sala, sus ojos brillando con una luz verde intensa. Severus no podía evitar lanzar miradas furtivas hacia ella, su malestar palpable. Aunque no lo decía abiertamente, el hecho de que Nagini pasara tanto tiempo con Riddle lo inquietaba. La serpiente parecía disfrutar de la cercanía de Riddle y, al parecer, también lo complacía en cierta medida. La relación entre ellos se había vuelto algo que Severus encontraba difícil de aceptar.

—Tom, ¿podemos hablar? —dijo Severus, su tono controlado pero con un dejo de incomodidad.

Riddle lo miró, levantando una ceja con curiosidad. Sabía que Severus había estado más tenso últimamente, pero no estaba seguro de la causa exacta.

—Por supuesto, Severus. ¿Qué sucede? —preguntó Riddle, con un tono de desinterés deliberado.

Severus caminó hacia la ventana, mirando hacia el jardín en el exterior, antes de volverse hacia Riddle con una expresión grave.

—Me preocupa la atención que les das a los estudiantes. No puedes negar que ahora te ven con admiración. —Dijo Severus, su voz tensa—. No están tan intimidados como antes, y eso... cambia las dinámicas.

Riddle se levantó y se acercó a Severus, su expresión enigmática. Aunque la conversación se había dirigido a un tema que claramente interesaba a Severus, Tom se notaba casi divertido.

—Los estudiantes necesitan aprender a defenderse. Lo que ven en mí es un desafío, no una amenaza —dijo Riddle, con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos—. Mi enfoque está destinado a prepararles para el mundo que viene.

Severus asintió, aunque su rostro aún mostraba inquietud.

—Entiendo, pero... —Se detuvo un momento antes de continuar—. Nagini. La serpiente parece tener una... conexión especial contigo. Me parece que ella disfruta de la atención que le das. —Severus frunció el ceño—. A veces siento que ella está más cerca de ti que yo.

Riddle se acercó aún más, su expresión más suave y cálida, aunque su mirada era penetrante. Le puso una mano en el hombro a Severus, un gesto que podía ser interpretado de muchas maneras.

—Severus, Nagini es una compañera fiel. Mi relación con ella es diferente a la que tengo contigo. La cercanía que muestras celosamente no es un reflejo de la realidad de nuestra relación. —Riddle miró a Severus con una mezcla de curiosidad y comprensión—. ¿No deberías estar contento de ver que los estudiantes te respetan ahora? Te están viendo bajo una nueva luz, sin la sombra de la antigua reputación.

Severus se giró para enfrentarlo, su rostro mostrando un leve sonrojo de vergüenza. La verdad era que no solo sentía celos de Nagini, sino que también estaba lidiando con la sensación de ser menospreciado.

—Es cierto —admitió Severus, con una voz que era casi un susurro—. Ver a los estudiantes admirar a alguien más y recibir una respuesta positiva de ellos es... algo que no esperaba. Pero también me cuesta aceptar que la serpiente tenga un lugar tan especial a tu lado.

Riddle se acercó más, su rostro cercano al de Severus. Había un brillo de comprensión en sus ojos, aunque también había una intensidad que podía resultar intimidante.

—La admiración de los estudiantes no cambia nuestra relación, Severus. Lo que compartimos es único, y no hay ninguna serpiente que pueda cambiar eso. —Riddle lo miró profundamente a los ojos—. Pero entiendo tus sentimientos. No hay razón para que te sientas desplazado.

Severus asintió lentamente, el peso de la conversación comenzando a levantar un poco. Agradeció la respuesta de Riddle, aunque no pudo evitar la sensación persistente de celos e inseguridad.

¿Por qué se sentía así? ¿Cuándo Riddle y él pasaron de una relación de Lord y alumno a ¨compañeros¨?


. . .


En una clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, Harry, Hermione y Draco estaban practicando hechizos avanzados bajo la supervisión de Riddle. La atmósfera en la sala era muy diferente ahora. Los estudiantes estaban más relajados y participativos, pero también había una sensación palpable de que Riddle estaba empujándolos más allá de sus límites.

—Recuerden —decía Riddle mientras caminaba por el aula—, la verdadera magia no solo se trata de fuerza bruta, sino de precisión y control.

Uno de los estudiantes, un joven de Gryffindor, intentó lanzar un hechizo, pero falló. Riddle se acercó y le ofreció una corrección con una sonrisa tranquilizadora, que parecía ganarse la confianza del estudiante. El hechizo salió perfecto la segunda vez.

—Eso es, así se hace —dijo Riddle con una satisfacción visible—. ¿Ven cómo la práctica y el enfoque pueden hacer una gran diferencia?

Mientras tanto, Severus observaba desde la puerta de la sala, notando cómo Riddle manejaba a los estudiantes con una mezcla de carisma y exigencia. Aunque todavía sentía una pizca de celos, también tenía que admitir que el cambio era positivo. Los estudiantes estaban participando y aprendiendo más de lo que lo habían hecho en años anteriores.

Quizá el también necesitaba comenzar a tratar diferente a los alumnos, ya no quería infringir miedo, ¿Quizá respeto estaría bien?


. . .


Después de la clase, Riddle y Severus se encontraron en el despacho de este último. Severus estaba organizando sus papeles, mientras Riddle se recostaba en una silla cercana, mirando a su compañero con un interés renovado.

—Has hecho un gran trabajo con los estudiantes hoy —dijo Riddle, con una genuina sonrisa—. Se nota que les estás enseñando más que solo hechizos.

Severus asintió, agradecido por el reconocimiento.

—Lo aprecio —respondió—. Pero todavía me preocupan ciertas cosas. La lealtad de los estudiantes hacia ti parece... casi fanática.

Riddle se rio suavemente, una risa que estaba llena de satisfacción y un toque de arrogancia.

—Es parte del proceso, Severus. La verdadera lealtad se gana con respeto y habilidad. Estoy aquí para ofrecerles ambos.

Severus lo miró, un destello de complicidad en sus ojos. Aunque todavía había una parte de él que sentía celos y resentimiento, también había un profundo respeto por Riddle y lo que había logrado.

—Lo estás haciendo bien, Tom —dijo Severus—. Ojalá yo tuviera tu encanto.

Riddle asintió, y su mirada hacia Severus se suavizó. Había un entendimiento mutuo entre ellos, un reconocimiento de la complejidad de sus sentimientos y de su relación.

—Lo recordaré, Severus. Gracias por decirme. Sin embargo, tú también puedes lograrlo, solo debes de dejar de pensar que el mundo te ataca, se más abierto, como con aquella chica, la muggle.  A veces, solo a veces, debajo de todas eres capaz que te has puesto, logro ver al verdadero Severus, es encantador.

Con eso, la conversación terminó en un tono más ligero, pero la tensión subyacente seguía allí, sin desaparecer del todo. La relación entre Riddle y Severus continuaba siendo un equilibrio delicado entre el respeto, la rivalidad y los sentimientos no resueltos, mientras el mundo que los rodeaba cambiaba rápidamente.

Alguien a quien llamar papáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora