Black s

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La tarde estaba en su apogeo, pero el cielo sobre la Mansión Prince estaba oscuro como si se avecinara una tormenta. Draco, Harry y Hermione estaban en el jardín, practicando hechizos bajo la atenta mirada de Voldemort. Aunque las tensiones entre ellos eran evidentes, el aire estaba cargado de algo más... una calma inquietante antes de un evento inesperado.

De repente, una fuerte explosión resonó en la entrada, interrumpiendo el entrenamiento. Las tres figuras en el jardín giraron hacia el origen del sonido, varitas listas. Voldemort, por primera vez en mucho tiempo, parecía sorprendido. Antes de que pudieran reaccionar, una voz conocida, estridente y llena de entusiasmo, llenó el aire.

—¡Mi Lord!

Bellatrix Lestrange apareció en la entrada, con su característico andar salvaje y su expresión de deleite al ver a Voldemort. No le importaba que estuviera interrumpiendo algo. Para ella, todo lo demás era irrelevante en comparación con su devoción por él.

—Bella —dijo Voldemort, con una ligera frialdad—. No esperaba verte aquí.

Bellatrix ignoró su tono distante, y se arrodilló ante él, su expresión casi de éxtasis.

—He venido a servirte, mi Lord. He oído rumores de que estás... experimentando algo diferente —dijo, con una chispa en los ojos mientras miraba a Harry, Hermione y Draco—. ¿Es cierto? ¿Estás entrenando a estos niños?

Harry sintió un escalofrío mientras Bellatrix lo miraba. Su risa, aguda y enloquecida, resonó en el aire.

—¿Potter, Draco... Granger? —Bellatrix se detuvo un momento en Hermione, su risa se desvaneció un poco, pero la intensidad en sus ojos seguía—. Qué divertido será verlos enfrentarse a una verdadera bruja oscura.

Voldemort caminó lentamente hacia Bellatrix, colocándose entre ella y los demás.

—Bellatrix, las cosas están cambiando. Hay un propósito aquí, y no es lo que crees —dijo Voldemort, mirando a sus acólitos detrás de él—. Necesito que entiendas eso.

Bellatrix lo miró, desconcertada. Su sonrisa vaciló.

—¿Cambiar, mi Lord? —susurró, como si las palabras fueran veneno para ella—. ¿Desde cuándo el cambio es lo que perseguimos? Tú eres el cambio, el poder...

Pero Voldemort no respondió de inmediato. Un tenso silencio cayó sobre el grupo. Finalmente, él habló con una voz más suave, pero firme.

—Este no es el lugar para nuestros viejos modos, Bella. Ahora, debemos ser más que simples instrumentos de destrucción.

Bellatrix lo miró fijamente, una mezcla de incredulidad y admiración en sus ojos. Algo dentro de ella parecía romperse, pero en lugar de rebelarse, sonrió con una intensidad nueva. Si Voldemort estaba dispuesto a cambiar de enfoque, entonces ella lo seguiría, sin importar a dónde la llevara.

—Lo que digas, mi Lord —susurró, levantándose lentamente—. Haré lo que me pidas.


. . .


Los días se volvieron más largos en la Mansión Prince, pero dentro de sus muros, las emociones eran más opresivas que nunca. Voldemort había llamado a Bellatrix para participar en una tarde de duelos. Harry, Hermione y Draco ya estaban preparados, aunque la presencia de Bellatrix siempre aumentaba la tensión en el ambiente.

Bellatrix, con una sonrisa sardónica, se colocó frente a Harry, su varita apuntando directamente a su pecho.

—Vamos, Potter. ¿Cuánto crees que podrás resistir antes de que te desarme? —dijo, riéndose de manera burlona—. Apostaría a que no más de cinco segundos.

Alguien a quien llamar papáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora