Alumbradas por la mortecina luz del atardecer, Hakuma y Megami recorrían las calles de la ciudad a paso lento. Ambas tenían la mirada dirigida al extraño sujeto que marchaba unos metros por delante, concentrado en una pequeña libreta en la que no paraba de hacer apuntes como si su vida dependiera de ello. Habían decidido seguir al susodicho luego de su oportuno encuentro en la inmobiliaria, esperanzadas en descubrir las razones detrás de su aire tan sospechoso. Por obvias razones, las gemelas no confiaban ni un poco en aquel hombre y, hasta el momento, habían preferido mantenerse silenciosas para analizar bien la situación.
―¿Qué hacemos, Megu-chan? ―murmuró Hakuma, tras asegurarse de que su peculiar guía continuase absorto en su libreta―. Creo que esto es una pérdida de tiempo... ¿Nos vamos sin que se dé cuenta?
―No... Si realmente está investigando a Ansekishoku, puede sernos útil. ―Suspiró al ver el gesto de preocupación de su hermana―. Sé que es muy riesgoso. Su raíz espiritual es idéntica a la de un humano corriente, pero conozco varias criaturas capaces de camuflarse de esa manera... y casi siempre resultan ser las más perversas.
―Entonces, tal vez deberíamos...
Antes de permitirle terminar la frase, el sujeto que tanto las preocupaba frenó en seco y dio media vuelta para encararlas. Se limitó a esbozar una enorme sonrisa sin decir nada, mientras guardaba su libreta en un bolsillo de la pesada gabardina marrón que llevaba encima. Hubiese resultado un gesto cordial en cualquier otro caso, pero sus pómulos marcados y sus penetrantes ojos grises le brindaban cierto tinte amenazador difícil de explicar. También resultaba complicado determinar su edad exacta por el contraste entre sus rasgos finos y su cabello ceniciento, aunque posiblemente no pasaba de los cuarenta. En un todo, tanto Hakuma como Megami concluyeron que solo le faltaba un sombrero fedora y una pipa para representar la imagen clásica del detective occidental... o del villano de turno.
―Quiero volver a agradecerles por la ayuda prestada―pronunció en un meloso tono teatral luego de unos segundos, como si hubiese escogido bien las palabras que pensaba usar. Su acento continuaba siendo inidentificable, aunque casi parecía un tanto forzado―. La verdad es que soy muy malo para mentir e improvisar historias, cosa inverosímil dada mi profesión. ―Se aclaró la garganta con fingida vergüenza―. Pero permítanme presentarme antes de que me siga yendo por las ramas. Me llaman Zettai Kyōki y, aunque resulte difícil de creer, soy un escritor profesional. Hablando de forma más concisa, mi especialidad radica en el ámbito de la literatura mitológica del horror y del misterio... con tintes realistas.
―¿Kyōki Zettai? ―Megami lo miró de pies a cabeza con recelo―. ¿No era ese un recopilador de leyendas que vivió hace siglos?
―Me sorprende que lo conozcas, shiroishoujo; no es una figura muy importante hoy en día. ―El hombre soltó una suave carcajada―. Elegí el sobrenombre en honor al original, que en paz descanse. Como podrán haberse dado cuenta, no nací por estos lares y eso me juega en contra. No es por criticar, pero los japoneses son... algo cerrados en lo que respecta a sus tradiciones y al arte en general, ¿saben? Mi editor me aseguró que nadie compraría libros folklóricos escritos por un forastero, así que aposté por un seudónimo atractivo y local. ―Volvió a reír, esta vez con un poco más de fuerza―. Funciona bien, eso no puedo negarlo, aunque durante las presentaciones públicas todos los asistentes terminan horrorizados al descubrir la verdad. Ah, Japón y su gente, aislacionistas en definición y concepto.
Hakuma y Megami cruzaron miradas. Aquel tipo hablaba demasiado y muy rápido, lo que, junto a su peculiar acento, lo hacía algo difícil de entender. O era un detalle comprensible al tratarse de un extranjero poco habituado a las costumbres recatadas del país, o acaso generar confusión era una estrategia para desviar sospechas y mostrarse inofensivo. Cual fuese la razón, las gemelas no estaban dispuestas a bajar la guardia hasta tener claras las intenciones de ese supuesto escritor.
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Hametsu
HorrorKuroshi Usagi nunca imaginó que su vida cambiaría tanto tras iniciar una relación romántica con Hakuma Hametsu, una encantadora pero extraña chica que parece guardar singulares misterios. A pesar de la emoción inicial, Kuro pronto descubrirá que su...