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el timbre volvió a sonar, ya por séptima vez en el día, pero esta vez dando por finalizadas las clases, indicándoles a los estudiantes que ya podían regresar al orfanato a cumplir con sus actividades diarias.

— bueno, chicos, eso ha sido todo por la clase de hoy... porfavor no olviden realizar la tarea asignada, nos vemos en la próxima clase. — habló despidiéndose la docente.

— adiós, profesora uchinaga. — dijeron todos al unísono viendo a la mujer dejando la sala de clases después de haber hecho una reverencia.

seguido de eso, todos en el salón comenzaron a levantarse, algunos terminaban de guardar sus cosas, mientras que otros salían corriendo del lugar.

— ¿y bien? — habló el pelimarrón llamando la atención del chico a su lado. — ¿qué te parecieron las clases?

— geniales, los profesores son muy buenos, no fue difícil entenderlos. — respondió indiferente mientras guardaba su cuaderno dentro de su mochila.

— me alegra... en realidad, estuviste increíble hoy... — admitió ryo, poniendo un poco nervioso a sakuya con su comentario repentino.

hirose estaba aturdido por la capacidad del pelinegro para los estudios, era su primer día allí pero había captado todas y cada una de las clases que tuvieron.

incluso cuando en matemáticas, la profesora aeri lo había elegido para pasar a la pizarra a resolver un ejercicio, sakuya lo hizo en un instante, mientras que ryo no había entendido ni el comienzo, ni el final.

esta era la primera vez que el pelimarrón había puesto el 80% de su atención en la clase, puesto que siempre era más de hablar con sus compañeros sentados cerca de él, pero hoy fue... distinto.

tener a sakuya a su lado completamente motivado a hacer todas las tareas y a centrar tanto su mirada como su audición al docente en el frente, le provocaron a ryo esa misma motivación en él.

sin embargo, a diferencia de fujinaga, él no era tan inteligente como para entender todos los temas a la primera explicación.

— oh... — soltó una pequeña risita que acaloró las mejillas del contrario. — muchas gracias... aunque realmente no hice nada. — dijo desviando su mirada algo confundido.

— ¡¿no hiciste nada?! — gritó sorprendido, alarmando a las pocas personas que quedaban en el salón.

— ¡shhh!, ¡no grites!

— ay, perdón... pero de verdad, nunca había visto a alguien así.

— ¿así cómo? — preguntó haciendo una mueca que resultó ser adorable para hirose.

— ¡no lo sé!, así de responsable e inteligente, me sorprendiste mucho... no creí que te tomaras tan enserio los estudios.

— pues, para eso es el colegio, ¿no? — dijo con obviedad.

— sí, pero la mayoría están aquí solo para jugar y hablar con sus amigos... generalmente hacer las tareas pasa a segundo plano. — habló un poco tenso al sentirse identificado con su decripción.

— lo sé, pero yo siempre he hecho las cosas de este modo, si estoy en el colegio, entonces vendré a estudiar y a esforzarme por sacar buenas calificaciones. — bajó su mirada nervioso. — ¿eso t-te molesta? — preguntó preocupado.

no quería que ryo se alejase de él por ser una especie de nerd raro, probablemente el pelimarrón sea como uno de esos chicos "normales" que prefería disfrutar más de la vida buena del colegio, estar con sus amigos, saltarse las clases y hacer barullo.

pero sakuya no era así, él quería seguir las reglas como estaban hechas, darles su debida atención a las clases y a los deberes, y estudiar duro por superarse a sí mismo con cada calificación que obtenía en los examenes.

al pelinegro le agradaba ryo, le agradaba demasiado, y no quería ganarse una especie de rechazo por parte suya si conocía demasiado acerca de lo dedicado que era fujinaga por sus estudios.

— ¿qué? — preguntó confundido. — ¿molestarme por qué?

— no lo sé... tiendo a ser muy responsable si se trata de estudiar, no sé cómo sea eso para ti. — sus nervios prácticamente se esfumaron una vez que vió la linda sonrisa de su contrario aparecer, convirtiendo sus ojitos en medialunas.

— saku... — tomó una de las manos del mencionado. — ¿por qué me molestaría algo así? lo admiro mucho, te admiro mucho, mejor dicho. si soy sincero, también me gustaría tener esa misma motivación para estudiar y lograr hacer buenos exámenes, porque yo soy todo lo contrario a eso, y aunque no me enorgullece admitirlo, tampoco es algo que pueda negar.

el pelinegro suspiró hondo tratando de calmar los descontrolados latidos de su corazón y el color carmesí de sus mejillas al sentir el suave y cálido tacto de ryo en su mano.

— no es algo que puedas negar, pero sí algo que puedes cambiar. — sonrió. — no es muy difícil, solo se basa en prestar atención, hacer las tareas y estudiar cada que sea necesario.

— sigue sonando como algo difícil para mi... — dijo cabizbajo.

— puedo ayudarte si quieres. — sacó valor de quién sabe dónde y cambió el agarre entre sus manos, siendo ahora era él quién sostenía la mano del otro chico. — no soy el más inteligente, pero puedo explicarte algunos temas y ayudarte a estudiar. — propuso sin borrar su sonrisa.

¿qué era eso...?, ¿qué era ese extraño sentimiento que se estaba apoderando de ryo? nunca antes se había sentido así, ¿por qué su estómago se sentía tan raro y sus mejillas estaban a punto de explotar? ay no...

<< ¿serán acaso esas renombradas "mariposas en el estómago"? pero si eso no es posible, yo nunca tuve eso... pero, ¿por qué cuando estoy con saku me siento así? >>

— me encantaría tener tu ayuda... — contestó con una sincera sonrisa todavía más animada.

al parecer, de la nada todo se convirtió en un juego de miradas, porque tanto ryo como sakuya estaban completamente perdidos en los ojos del otro, mirándose fijamente mientras ninguno de los dos podía dejar de sonreír, sin atreverse a soltar el agarre entre sus manos.

— ryo... — mencionó el nombre contrario como casi un suspiro. — ¿alguna vez te dijeron que tienes la sonrisa más hermosa y encantadora del mundo? porque de verdad la tienes... y me encanta.

en definitiva, eso era algo que fujinaga sakuya jamás diría estando lúcido, pero como hirose ryo era la droga que lo hacía alucinar por completo, tenía la mente lo suficientemente nublada como para decir todo lo que pensaba acerca del chico

bueno, hasta que sintió la mano ajena safarse rápidamente de su agarre, a sus ojos desviar su mirada, a su cuerpo girarse de golpe y agarrar su mochila.

— ¡ya vámonos! — habló evadiendo el tema. — tenemos q-que hacer las actividades de hoy. — y con pasos rápidos se dispuso a salir del salón con la cara completamente roja y el corazón a mil, siendo seguido por el pelinegro causante de su situación.

<< mierda, mierda, mierda, ¡eres un idiota, fujinaga!, ¿cómo te atreves a decirle algo así? >>

sakuya nunca fue alguien que pensara demasiado en sus propios sentimientos, pero desde ayer, desde que conoció a su tierno y hablador compañero de habitación, se sintió diferente, y tenía una leve sospecha, una duda a la que no le quería dar demasiadas vueltas.

quizás, le gustaba hirose ryo.

pero era demasiado pronto como para desarrollar esos sentimientos, ¿cierto?

¿cierto...?

❝wish u❞ | sakuryoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora