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sakuya siempre solía ser el primero de los dos en despertar, por lo que ryo ya estaba acostumbrado a encontrarlo despierto antes que él.

aunque solo fueran minutos de diferencia, sin importar nada, el pelinegro despertaría antes de que sonara la alarma, y usaría esos cortos minutos para apreciar al chico que dormía a su lado. esa era su rutina habitual.

pero hoy, esa rutina se rompería.

la fea y sucia alarma sonó dándole inicio al día, y un adormilado ryo estiró su brazo presionando el botón de apagar. cuando sus ojos al fin terminaron de abrirse, miró al contrario, quien seguía profundamente dormido.

— saku... ¿aún no despertaste? — habló lentamente por el sueño.

sin embargo, no obtuvo respuesta por parte de fujinaga, todavía estaba dormido.

fijándose bien en el pelinegro, ryo notó que sus mejillas estaban extrañamente rojas, demasiado rojas, mejor dicho. y con un poco de duda, llevó una de sus manos a la frente del chico, sintiendo como el calor se apoderaba de su piel.

sakuya tenía fiebre.

con cuidado de no despertarlo, ryo trató de levantarse de la cama para ir a buscar algunas medicinas del botiquín que tenían en el baño, y digo "trató" porque cuando estaba por levantarse, una mano lo jaló haciendo que volviera a caer acostado en la cama.

— n-no te vayas. — dijo el pelinegro con una voz más ronca de lo habitual, poniéndole los pelos de punta al mayor de ambos.

— tienes fiebre, saku, necesito traerte una medicina para eso. — el agarre de fujinaga se hizo más fuerte, dejándole claro que no le permitiría moverse. — no me iré, te lo prometo, solo déjame traerte una pastilla y luego volveré contigo, ¿está bien? — propuso con un tono de voz cálido.

finalmente, sakuya lo soltó y ryo pudo levantarse. se dirigió al baño, abrió la repisa que contiene el espejo y tomó el botiquín de primeros auxilios que estaba dentro, sacó una aspirina, fue a buscar un vaso con agua y se lo llevó al pelinegro.

después de varios intentos para hacer que accediera, fujinaga terminó tomándose la pastilla.

el pelimarrón apenas dejó el vaso sobre la mesita de noche, nuevamente fue jalado hacia la cama.

— saku, tengo que ir al colegio...

— n-no ~ — dijo alargando la última letra en un tono de súplica, extremadamente adorable ante los oídos de ryo. — quédate conmigo, porfavor ~

¿cómo podría negarse si esa carita de pan adorable se lo estaba pidiendo con un tono de voz tan tierno? bueno, perderse un día de clases no sería malo si se trataba de cuidar a un resfriado sakuya.

— está bien, me quedaré contigo y te cuidaré. — respondió mientras una de sus manos acariciaba el cabello del contrario.

— me duele la cabeza...

— es por la fiebre... — musitó ryo mientras pensaba en una solución. — ¿no quieres darte una ducha con agua fría? ayudará a cesar la fiebre. — el pelinegro movió de lado a lado su cabeza, negándose ante la petición de hirose. — sé que estás perezoso por el resfriado justo ahora, pero deja de actuar tan desobediente o no mejorarás. — regañó con un tono predominante.

— está bien ~ me daré una ducha... pero no me grites. — dijo con un tono infantil mientras ponía su cabeza sobre el pecho de ryo, buscando más cariño.

generalmente, era el pelimarrón el que solía tener esa posición, acostarse en el pecho de sakuya era cosa de hirose. pero tener al propio fujinaga de ese modo, ponía demasiado nervioso al mayor.

❝wish u❞ | sakuryoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora