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5 meses habían pasado desde que sakuya había llegado a aquel orfanato, siendo alguien serio, desconfiado y temeroso, sin saber que al pisar ese lugar, todo eso cambiaría completamente.

ahora, se sentía feliz, ya no era tan difícil para él confiar en las personas, y ya no sentía tanto miedo. había hecho algunos que otros amigos, se había convertido en alguien muy reconocido en el colegio gracias a sus buenas calificaciones, aplicados comportamientos y por lo atractivo que era, haciendo que tanto chicos como chicas se le quedaran mirando. aunque bueno, sakuya sólo quería la mirada de una persona en él, sólo quería que hirose ryo lo mirara.

estaba demasiado contento con la vida que tenía actualmente, tanto, que sentía que todos esos problemas y preocupaciones que constantemente perseguían su mente; habían desaparecido.

pero en realidad, no lo habían hecho, todavía seguían ahí. simplemente, el pelinegro los había comenzado a ignorar.

no sabía qué tan bueno era eso para él, prácticamente estaba haciendo ojos ciegos a lo que estaba pasando. de hecho, si se ponía a pensar mucho, terminaba volviendo a ahogarse en ese mismo mar de preocupaciones como siempre, todo sobre su madre y su padre.

desde que había llegado al orfanato, había hablado con su madre cuatro veces, y en todas esas veces, siempre escuchaba lo mismo de ella; "pronto iré a buscarte, espera un poco más." pero ese pronto no llegaba nunca, y fujinaga a diario se preguntaba cuándo vendría su madre por él.

no es que tuviera prisa por irse, más bien era lo contrario. se sentía mal por pensar así, al final de todo, era su madre, y era la vida que siempre había soñado con ella; vivir solo ellos dos juntos, en una ciudad nueva, empezar desde cero, lejos de su padre. pero, ¿y si sakuya ya no quería eso realmente?

¿qué pasa si lo que sakuya quiere es quedarse en el orfanato? si su madre viene por él, eso significa dejarlo todo ahí... significa dejar a ryo, y él no soportaría eso.

era joven, por supuesto que lo era. pronto cumpliría 16 años, no era lo suficientemente maduro como para tomar grandes decisiones por su cuenta ni mucho menos como para asegurar que encontró al amor de su vida, o al menos eso creía hasta que conoció a hirose.

a pesar de su edad, sakuya podía afirmar y reafirmar que hirose ryo era el amor de su vida, su alma gemela, incluso tal vez hasta su hilo rojo, si es que eso existía, claro.

todo en el pelimarrón le encantaba, le fascinaba, lo cegaba completamente. cada segundo, minuto, hora, día a su lado valía completamente la pena, disfrutaba tanto estar con él y era una felicidad tan única, que estaba seguro que no podría encontrar jamás en otro lugar ni con ninguna otra persona.

y es que ryo era lo que inconscientemente estaba buscando, él era lo que le faltaba a su vida para darle color y felicidad, y ahora que estaba experimentando eso, se negaba a perderlo, se negaba a quedarse sin eso.

lo que sentía no era dependencia emocional, simplemente había vivido toda su vida sin sentir ninguna otra emoción que no fueran miedo, pánico y ansiedad. pero ahora que se había alejado de todo eso, ahora que estaba en un buen ambiente, y ahora que había encontrado a la persona correcta, sentía que lo que estaba viviendo era todo lo que estaba bien. porque hirose ryo lo hacía sentir tantas emociones maravillosas e indescriptibles, que nunca antes había sentido.

no tenía miedo de admitirlo; no quería que su madre viniera a buscarlo, no quería dejar el orfanato, no quería separarse de ryo.

todos los días tenía un pequeño dolorcito en el pecho, que le decía que en cualquier momento y sin previo aviso, su madre pisaría el orfanato para llevárselo, y sakuya no podría hacer nada más que acceder a ir con ella, porque al final de todo, ese fue el plan desde el inicio.

❝wish u❞ | sakuryoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora