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para ryo, sakuya era alguien plenamente fascinante; desde su forma de ser tan reservada, hasta lo responsable y aplicado que puede llegar a ser para cosas que lo requieran.

este era su primer día completo con el pelinegro, y estaba haciendo lo posible por conocer más a detalle cómo es él, acerca de sus gustos y cosas que le interesan. aunque hasta el momento, no había progresado mucho en eso.

apenas llegó ayer, hirose se dió cuenta de que el contrario no era tan comunicativo como él u otros chicos, sakuya era más callado y tenía rasgos de no querer irradiar tanta confianza, es como si estuviera a la defensiva todo el tiempo. ryo supuso que ese comportamiento se debe a situaciones que vivió anteriormente, o simplemente su forma de ser es así, sea como sea, quería hacerse más cercano al chico.

de las trillonésimas preguntas que el pelimarrón le había hecho, recolectó cierta información acerca del contrario: le gusta jugar fútbol, escuchar música y el pan.

por algo se empieza, ¿no?

ryo también cayó en cuenta de algo, no sabía qué era exactamente lo que fujinaga tenía, pero había un algo en él que podía ponerlo nervioso con solo una mirada, una risa o unas simples palabras. cuando estaban cerca, un sentimiento extraño se apoderaba de todo su ser, y lo tenía demasiado confundido.

ahora mismo, ambos chicos estaban en su hora de recreación, ya habían terminado la pequeña actividad que les habían asignado, así que ahora podían tener tiempo libre hasta que los demás chicos terminen con sus actividades.

después de haber caminado un poco por el jardín de receso habían llegado al parque, el cual estaba originalmente diseñado para los niños pequeños, pero haciendo caso omiso a eso, sakuya tomó asiento en uno de los columpios y comenzó a balancearse lentamente disfrutando de la suave brisa y de la vista que tenía en frente; un verde césped y árboles bien cuidados. mientras que ryo imitó su acción pero sentándose en el columpio al lado del contrario.

— es mucho mejor de lo que imaginé. — habló el pelinegro rompiendo el silencio.

— ¿pensaste que sería malo? — preguntó el otro chico dirigiendo su mirada a él, la voz de sakuya era tan profunda que hacía que toda su atención se centrara en él cuando hablaba.

— no precisamente, solo que tenía otras preocupaciones en mente... ya sabes, sobre mi madre y todo eso, creí que sería egoísta de mi parte el disfrutar de mi estadía aquí mientras no sé cómo pueda estar ella. — suspiró pesadamente. — pero creo que de forma inconsciente, quiera o no, estoy pasando buenos momentos en este lugar.

— no creas que mereces sentir menos por ese tipo de situaciones. — comenzó a hablar con un tono de voz suave, el cual resultó reconfortante para el pelinegro. — honestamente, desconozco cómo sea tu vida familiar con exactitud, pero tu madre debe estar bien y de seguro ya debe estar preparándose para venir a buscarte pronto... — su voz se apagó un poco al mencionar lo último, siendo este un pensamiento que entristeció a ryo. — lo que quiero decir, es que no es egoísta el que quieras ser feliz, saku, y no dejes que ninguna situación te arrebate eso.

fujinaga no entendía si era solo la atmósfera del momento; ambos columpiándose, un clima perfecto con una ventisca sutil y personas que se sentían tan lejanas rodeándolos, pero realmente sintió que esas palabras atravesaron más allá de su mente y su corazón.

ryo tenía razón, él habia estado siendo demasiado duro consigo mismo durante toda su infancia y ahora, su adolescencia. todo debido a las repetidas preocupaciones y maltratos que vivía y lo mantenían constantemente estresado. pensando siempre que si él se divertía, la pasaba bien o era feliz, sería demasiada codicia.

se quedó un momento en silencio, no sabía bien qué decir. nunca había sido consolado por nadie más que no fuese su madre y eso le daba un poco de vergüenza; no quería verse como alguien vulnerable ante ryo.

— en realidad, tienes razón... — alzó su mirada por fin, encontrándose con los ojos del pelimarrón ya previamente puestos en él, y su corazón aceleró su ritmo al pensar en que quizás ya llevaba tiempo mirándolo. — muchas gracias, ryo. — dijo otorgándole una sincera sonrisa mezclada con nervios.

el mencionado también sonrió, definitivamente, ver la sonrisa de sakuya aparecer reiteradas veces llenaba su corazón de alegría, y quería hacer lo posible por provocar más sonrisas en el chico.

— sabes que siempre que lo necesites puedes hablar conmigo, no soy tan bueno como los psicólogos del orfanato, tampoco soy bueno dando consejos o ayudando emocionalmente — desvió su mirada avergonzado. — pero puedo escucharte y darte mis puntos de vista sobre el tema. — dejándose llevar por el momento, ryo tomó una de las manos del pelinegro, mientras que este último sentía que se derretiría ante el tacto. — sea lo que sea, siempre podrás contar conmigo, saku.

fujinaga no sabía cómo reaccionar, tal vez ryo era una especie de ángel de la guarda enviado finalmente por el señor diosito después de haberle rezado tanto antes de dormir, o tal vez era un animal espiritual que lo guiaría hacia el camino de la paz y la felicidad... aunque no, ryo no era un animal.

fuese lo que fuese hirose ryo, sakuya estaba más que agradecido con la vida por haberlo puesto en su camino.

mientras que ryo estaba encantado con la idea de tener a alguien como sakuya en su vida, y haría lo que esté a su alcance para poder mantenerlo junto a él.

— ¡chicos! ¡ya todos regresen aquí y formen sus filas que ya es hora de regresar adentro! — llamó la encargada de los jovenes.

— vamos, es hora de entrar. — repitió el pelimarrón al contrario mientras se levantaba del columpio y al mismo tiempo, soltaba la mano de sakuya haciendo que este último se sintiera un poco triste por ello.

él no era fan del contacto físico, de hecho, nunca le había gustado abrazar o tocar mucho a las personas, pero el cuerpo de ryo le transmitía tanta calidez que sentía una extraña necesidad de siempre tener contacto con él.

el recuerdo de ambos durmiendo juntos abrazados regresó a la mente de sakuya, haciéndolo sonrojar instantáneamente, oh, cómo le gustaría volver a repetir eso. ojalá el pelimarrón vuelva a dormir con él hoy.

— vamos. — respondió imitando su acción de pararse.

ambos se dirigieron a formar fila con los demás chicos del orfanato, y una vez que la encargada pasó la lista y todos se encontraban presentes, ingresaron.

❝wish u❞ | sakuryoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora