Desperté esa mañana con una tranquilidad que hacía tiempo no sentía. Mi cuerpo se sentía liviano, como si hubiera dormido profundamente después de muchas noches de insomnio. Intenté moverme, pero algo me lo impedía, un peso sobre mi pecho. Miré hacia abajo y ahí estaba Rubén, acurrucado contra mí, su cabeza apoyada en mi pecho. Se veía tan tierno, dormido como un pequeño oso, con una expresión serena y tranquila. No pude evitar sonreír al ver una pequeña línea de baba que se había formado en la comisura de sus labios.
Pasaron unos minutos, y me di cuenta de que había estado observándolo todo ese tiempo sin siquiera notarlo. Era raro, pero de alguna forma, me hacía sentir bien verlo así, tan indefenso y cómodo a mi lado. Finalmente, Rubén se removió un poco, comenzando a despertarse lentamente, mientras se desperezaba de su dulce sueño.
Vegeta (con una sonrisa): "Buenos días, osito. Dormiste mucho."
Rubén (con voz adormilada): "Mmm... no sé por qué, pero nunca he dormido tan bien."
Vegeta: "Me pasa lo mismo."
Rubén, aún con los ojos medio cerrados, soltó una risa pícara.
Rubén: "Creo que mi compañía te hace bien, Vegetita."
Vegeta (rodando los ojos con una sonrisa): "Ya vas a empezar, subnormal."
En ese momento, un ruido fuerte rompió el silencio: el estómago de Rubén gruñó, haciendo evidente que el "oso" había invernado de más y ahora tenía hambre. Ambos se miraron y rieron.
Vegeta: "Parece que el oso ha despertado con hambre. Deja ver qué tengo en el refri para hacer de comer."
Rubén se levantó lentamente de la cama, y mientras lo hacía, no pude evitar quedarme embobado al verlo. La manera en que se movía, esa confianza relajada... había algo en él que simplemente me descolocaba.
Lo seguí con la mirada mientras salía del cuarto y se dirigía a la cocina, y por unos segundos, me quedé allí, en la cama, sin saber muy bien qué pensar. La mañana apenas comenzaba, pero algo me decía que esta convivencia con Rubén sería mucho más que unos días tranquilos en medio de la pandemia.
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Encerrado en tu corazón (omegaverse)
RomantizmCuando Rubén viajó a España para reunirse con sus amigos youtubers, no imaginaba que el destino le tenía una sorpresa. La pandemia desató el caos, cancelando sus planes, su vuelo de regreso y dejándolo sin lugar donde quedarse. Con los aeropuertos c...