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Con las noticias de la extensión del confinamiento, tanto Rubén como Vegeta se adaptaron a su nueva rutina. La casa de Vegeta, que al principio parecía inmensa y vacía, ahora se sentía más acogedora. El hecho de compartir cada espacio del hogar, desde el sofá hasta la cocina, les permitió conocerse a un nivel mucho más íntimo. Sin embargo, junto con esa cercanía, ambos comenzaron a enfrentar un torbellino de emociones difíciles de ignorar.

Un día, después de uno de los directos de Vegeta, ambos estaban descansando en la sala. Rubén, quien había estado jugando y ayudando en el directo, se dejó caer en el sofá mientras Vegeta apagaba las luces del set.

Rubén (mientras lo observaba): no hago directo 2 semanas y cinco horas en directo ya canse .

Vegeta (sonriendo): Es cuestión de costumbre. Además, contigo ayudando, se me pasa más rápido.

Rubén se acomodó, mirando el techo.

Rubén: He estado pensando... sobre esto de estar tanto tiempo juntos. ¿No te molestas de mí?

Vegeta se detuvo un momento antes de responder, notando la seriedad en la voz de Rubén.

Vegeta (caminando hacia el sofá y sentándose a su lado): ¿Por qué ?, tu no te sientes comodo.

Rubén (suspirando): No es eso. Es que... no sé. Me siento como si estuviera invadiendo tu espacio. Al principio pensé que iba a ser solo unas semanas, pero ahora parece que esto va para largo. Y tú siempre has sido más bien solitario.

Vegeta se quedó en silencio por un momento, reflexionando. Era verdad que siempre había disfrutado de su independencia, de tener su propio espacio. Pero, desde que Rubén llegó, algo había cambiado en él. Esa soledad que antes valoraba, ahora le parecía... vacía.

Vegeta (mirando a Rubén con seriedad): Es cierto, siempre he sido más solitario. Pero, desde que estás aquí... no sé. Es diferente. Me gusta tenerte cerca.

Rubén lo miró, sorprendido por la honestidad de Vegeta. Era raro que él se abriera así, y eso lo hizo sentirse aún más confundido sobre lo que estaba pasando entre ellos.

Rubén: Yo también me siento bien estando aquí, pero... ¿no te incomoda que estemos tan... cerca?

Vegeta (sin apartar la mirada): No me incomoda. De hecho, diría que lo prefiero.—hizo una pausa, como si estuviera buscando las palabras adecuadas— He aprendido a disfrutar de tu compañía, y aunque suene raro, me gusta cuando estás aquí... cuando estamos así.

Rubén sintió su corazón acelerarse ante esas palabras. No estaba seguro de cómo interpretar todo lo que Vegeta le estaba diciendo, pero una parte de él ya sabía lo que eso significaba. Los dos estaban cruzando una línea que ninguno de los dos había planeado.

Rubén (en tono de broma, tratando de aligerar el momento): "Cuidado, Vegetita, o me voy a acostumbrar a ti."

Vegeta (con una sonrisa suave): "No estaría mal."

El silencio que siguió fue pesado, lleno de tensión, pero no era incómodo. Ambos se dejaron llegan entre besos y caricias al cuarto, esa noche cortarian ese pequeño hilo que dividía su amistas de algo mas.

Encerrado en tu corazón (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora