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Rubén despertó al amanecer con una sensación incómoda en su cuerpo, en especial en sus caderas, lo que le arrancó un leve quejido. Se movió ligeramente en la cama, sintiendo el peso del cansancio de la noche anterior. Miró a su lado y vio a Vegeta, quien aún dormía plácidamente. Después de un momento de pausa, Rubén suspiró y lo sacudió suavemente.

Rubén (quejumbroso, medio en broma): Oye, Vegeta... No puedes ser tan duro. Me duele todo.

Vegeta se despertó con una sonrisa traviesa, pero también con un leve rastro de preocupación. Se incorporó un poco y miró a Rubén con una mezcla de ternura y disculpa.

Vegeta (con una sonrisa juguetona): Lo siento, Rubius, pero es que te veías tan lindo debajo de mí... No me pude contener.

Rubén rodó los ojos, pero no pudo evitar reírse ligeramente. Sabía que, a pesar de las bromas, Vegeta se preocupaba por él. El alfa se levantó y le ofreció una mano para ayudarlo a incorporarse.

Vegeta (con un tono más suave): Vamos, te ayudaré. Vamos a la ducha, te va a hacer bien relajarte un poco.

Ambos se dirigieron al baño, y Vegeta abrió el agua caliente, preparando la tina. Rubén se dejó llevar, agradeciendo el alivio del agua caliente en sus músculos adoloridos. Vegeta, con delicadeza, lo ayudaba a lavarse, cuidando de cada detalle. En medio del vapor y la cercanía física, Rubén sintió que las palabras que había estado guardando comenzaban a presionar para salir. Mientras Vegeta pasaba sus manos por su espalda, Rubén decidió hablar.

Rubén (suspirando, con tono serio): Vegeta... hay algo de lo que quiero hablar.

Vegeta lo miró de reojo, dándose cuenta de que Rubén estaba a punto de tocar un tema delicado. Se enderezó un poco y lo miró de frente.

Vegeta (suavemente): ¿Qué pasa?

Rubén tomó una respiración profunda, sin apartar la mirada.

Rubén: La verdad es que... todo esto, estar aquí, contigo... me ha hecho pensar mucho. Y no sé si estoy confundido, o si simplemente estoy tratando de negar lo obvio, pero siento que entre nosotros está pasando algo más.

El silencio llenó el baño por un momento, solo interrumpido por el suave sonido del agua cayendo. Vegeta lo miró con seriedad, procesando las palabras de Rubén.

Vegeta (bajando la mirada por un instante, antes de volver a encontrarse con sus ojos): ¿Te refieres a lo que pasó anoche? A... lo que hicimos.

Rubén (asintiendo lentamente): Sí, pero no es solo eso. Es todo. Cómo nos hemos vuelto tan cercanos, cómo me siento cuando estoy a tu lado. No sé si soy solo yo, pero... siento que esto es más que una simple amistad.

Vegeta desvió la mirada, el conflicto interno era evidente en su rostro. Había sentido lo mismo durante días, pero no había querido darle demasiada importancia. Ahora que Rubén lo había expresado en voz alta, no podía seguir ignorando la realidad.

Vegeta (finalmente, en voz baja): No eres solo tú. Yo también lo he sentido. Pero... no sé qué hacer con esto. No estaba preparado para que pasara tan rápido.

Rubén lo miró sorprendido. No había esperado que Vegeta lo admitiera tan abiertamente.

Rubén: ¿Entonces...?

Vegeta (mirándolo a los ojos con intensidad): Solo sé que no quiero que esto termine cuando la pandemia acabe. No quiero que te vayas. Quiero que te quedes... conmigo.

El corazón de Rubén latió con fuerza al escuchar esas palabras. No esperaba que Vegeta fuera tan directo. Se quedaron en silencio, pero era un silencio cargado de promesas y deseos no expresados. Rubén sabía que lo que estaban construyendo era algo delicado, pero también sabía que quería seguir adelante, sin importar lo incierto que fuera el futuro.

Rubén (acercándose más a Vegeta, con una sonrisa tímida): Entonces, no me voy. Me quedo.

Vegeta sonrió de lado, y sin decir más, lo tomó por la cintura, acercándolo a él mientras el agua seguía cayendo. No necesitaban más palabras. Ambos entendían lo que esto significaba. No tenían todas las respuestas, pero estaban dispuestos a buscarlas juntos.

Encerrado en tu corazón (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora