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El siguiente día, Rubén despertó con una llamada inesperada de su mamá. Su voz estaba cargada de preocupación y preocupación.

Mamá de Rubén: "Rubén, he visto las noticias. En España está todo cerrado, hoteles, restaurantes, ¡y el aeropuerto también! ¿Estás bien? ¿Qué vas a hacer?"

Rubén se levantó rápidamente, con el corazón acelerado, y encendió su celular. La confirmación de la noticia lo golpeó como un balde de agua fría: las primeras olas de COVID-19 se habían desatado en España y las restricciones estaban en pleno efecto. Los hoteles estaban cerrando, los restaurantes también, y el aeropuerto estaba completamente inoperativo.

Sin perder tiempo, Rubén bajó a recepción para obtener más información.

Recepcionista: "Lo siento, señor, pero debido a la pandemia, todas las reservas han sido canceladas. No podemos permitirle quedarse aquí por más tiempo. Necesitamos que haga los arreglos para salir lo antes posible."

Rubén asintió, sintiendo cómo la desesperación se apoderaba de él. Mientras volvía a su habitación, su celular vibró con un nuevo correo: la notificación de la aerolínea informando que su vuelo estaba cancelado hasta nuevo aviso y que podía reprogramarlo una vez que se levantara la alerta.

Desesperado, Rubén decidió enviar un mensaje al grupo de Karmalat para informarles sobre la situación. La respuesta fue casi inmediata, y todos estaban igualmente preocupados.

Rubén: "Chicos, me acabo de enterar de que todo está cerrado aquí. Mi vuelo está cancelado, y no sé qué hacer. ¿Alguna sugerencia?"

Vegeta: "¿Dónde estás ahora, Rubén?"

Rubén: "Estoy en el hotel, empacando todo y viendo qué opciones tengo. Pero no tengo idea de dónde quedarme."

Vegeta: "Voy para allá. No te preocupes, puedes quedarte conmigo en lo que se tranquiliza esto. Lo importante es que estés a salvo."

Rubén sintió un alivio inmediato al leer el mensaje de Vegeta. La preocupación se transformó en gratitud.

Rubén: "De verdad, muchas gracias, Vegeta. No sé qué habría hecho sin tu ayuda."

Vegeta: "No hay de qué. Estaré ahí en breve. Mientras tanto, intenta mantener la calma."

Rubén terminó de empacar rápidamente, con la cabeza llena de pensamientos sobre cómo había cambiado todo tan de repente. Con las pertenencias listas, se preparó para dejar el hotel, aliviado de saber que Vegeta estaba en camino para ayudarlo.

Cuando finalmente llegó Vegeta, se encontró con Rubén en el vestíbulo, rodeado de maletas y una expresión de alivio y agotamiento.

Vegeta: "¿Listo para salir de aquí?"

Rubén: "Sí, estoy listo. Gracias de nuevo, Vegeta. No sé cómo agradecértelo."

Vegeta: "No hace falta. Vamos a mi casa. Allí te sentirás más cómodo y podremos pensar en qué hacer mientras tanto."

Ambos se dirigieron hacia el coche de Vegeta, con una sensación de camaradería más fuerte que nunca. Mientras se dirigían hacia la casa de Vegeta, Rubén no podía evitar sentir que, a pesar del caos y la incertidumbre, estaba en buenas manos.

El viaje en el coche fue tranquilo, con el sonido del motor como único acompañamiento. La atmósfera estaba cargada de la tensión que ambos sentían debido a la situación imprevista. Rubén miraba por la ventana, perdido en sus pensamientos, mientras Vegeta mantenía la mirada en la carretera, concentrado en conducir.

Al llegar a la casa de Vegeta, el ambiente cambió ligeramente. Vegeta hizo su mejor esfuerzo para tranquilizar a Rubén y ofrecerle algo de consuelo. A pesar de que aún era temprano, las 1:30 de la tarde, Vegeta pensó que una comida podría ayudar a calmar los nervios de Rubén.

Vegeta: "Bueno, ya hemos llegado. ¿Te apetece algo de comer? No es mucho, pero puedo preparar algo rápido."

Rubén: "La verdad es que sí. No he comido desde el desayuno, y todo esto me ha dejado con hambre."

Vegeta se dirigió a la cocina mientras Rubén se acomodaba en el salón, tratando de relajarse. El olor de la comida que Vegeta estaba preparando llenaba la casa, creando un ambiente acogedor.

Vegeta: "No es gran cosa, pero pensé en hacer algo sencillo. ¿Te gustaría una tortilla española o tal vez algo más ligero?"

Rubén: "Una tortilla española suena perfecto. Me apetece algo que me haga sentir más en casa."

Vegeta: "Genial. Mientras preparo eso, siéntete libre de ponerte cómodo. Aún no hemos tenido la oportunidad de relajarnos de verdad."

Rubén se acomodó en el sofá, mirando alrededor de la casa con una mezcla de curiosidad y gratitud. A pesar del caos reciente, el ambiente en casa de Vegeta era cálido y relajado.

Vegeta: "¿Cómo te va con los preparativos para tu nuevo contenido? Me contaste que tenías algo en mente antes de que todo esto pasara."

Rubén: "Sí, justo antes de venir aquí estaba en medio de todo eso. Supongo que ahora tendré tiempo para pensarlo mejor, aunque no es el contexto ideal."

Vegeta: "Bueno, al menos tendrás tiempo para descansar y planear con calma. A veces, las pausas inesperadas pueden ser una oportunidad para repensar las cosas."

Rubén asintió, sonriendo ligeramente. La conversación se volvió más ligera y relajada a medida que Vegeta continuaba cocinando. Mientras tanto, Rubén trataba de dejar de lado las preocupaciones y disfrutar del momento, agradecido por la hospitalidad de su amigo.

Vegeta: "Listo, la tortilla está casi hecha. Solo unos minutos más y la tendremos lista."

Rubén: "Gracias, Vegeta. De verdad, no sé cómo agradecerte todo esto."

Vegeta: "No hace falta. Lo importante es que estés bien y que esto te ayude a sentirte un poco más en casa."

Con la comida lista, ambos se sentaron a la mesa y compartieron una comida sencilla pero reconfortante. Aunque el día había comenzado de manera incierta, la compañía y la calidez del hogar de Vegeta ofrecieron un respiro en medio del caos.

Encerrado en tu corazón (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora