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Esa noche, por alguna razón, Rubén no podía conciliar el sueño. Daba vueltas en la cama, inquieto, y su mente seguía dando vueltas sobre la pandemia, los vuelos cancelados y la incertidumbre de lo que vendría. Después de un rato, decidió salir del cuarto de invitados y caminar hacia la habitación de Vegeta.

Con la luz tenue del pasillo, se asomó tímidamente por la puerta y vio que Vegeta tampoco estaba dormido. El alfa estaba recostado, mirando el techo con una expresión tranquila, aunque era evidente que también tenía cosas en mente.

Vegeta (con voz suave, apenas audible): "¿Qué pasa, chiqui? ¿No puedes dormir?"

Rubén, sorprendido por lo natural que sonaba la voz de Vegeta en la oscuridad, se acercó un poco más.

Rubén : "No... creo que sigo un poco espantado por todo lo de la pandemia. No puedo dejar de pensar en lo que va a pasar."

Vegeta le hizo un gesto con la mano, invitándolo a acercarse.

Vegeta : "Ven aquí. Si quieres, puedes dormir conmigo esta noche. No pasa nada".

Rubén, sintiendo un alivio arrepentido y una sensación de calidez que no había esperado, aceptó la oferta sin pensarlo mucho.

Rubén : "¿Estás seguro? No quiero molestar."

Vegeta : "No molestes, chiqui. Si te ayuda a sentirte mejor, no hay problema".

Rubén se metió en la cama al lado de Vegeta, acomodándose bajo las sábanas. El aroma que envolvía el espacio lo sorprendería: era un olor a uvas, pero no unas uvas comunes, sino fermentadas, con un toque suave de alcohol. Era un aroma único, cálido, y de alguna forma lo tranquilizaba. A medida que se acurrucaba más cerca de Vegeta, ese aroma lo envolvía como una manta suave.

Sin darse cuenta, Rubén comenzó a relajarse. Sentía el calor del cuerpo de Vegeta a su lado y, por primera vez en todo el día, su mente se calmó.

Rubén : "Hueles... bien. Es como uvas... pero diferentes."

Vegeta (sonriendo en la oscuridad): "Es parte de lo que soy, supongo. Tranquilízate, estás a salvo aquí".

Rubén no respondió. Su cuerpo comenzó a relajarse completamente, y sin darse cuenta, cayó dormido, acurrucado contra el pecho de Vegeta, sintiendo el ritmo lento y constante de su respiración.

Vegeta lo miró de reojo, con una mezcla de ternura y sorpresa. No había esperado que Rubén se acomodara tan rápido, pero verlo tan tranquilo le dio una extraña sensación de paz. Mientras Rubén dormía, Vegeta cerró los ojos también, dejando que el momento pasara sin pensarlo demasiado.

Encerrado en tu corazón (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora