Capitulo 28: De regreso

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Felipe

La mañana llego y junto a ella el cansancio que sentía en el cuerpo, me había quedado dormido en las sillas de la sala de espera, me levanto y estiro mi cuerpo por completo, escucho el crujir de mis huesos y suelto suspiros de alivio.

La sala está completamente desierta, diviso la hora en un reloj digital que está en la pared del frente, son las seis de la mañana, aun es temprano.

El camino hacia el pent-house se me hace eterno. Pero al llegar agradezco, mientras estoy dentro del ascensor me observo en los espejos que cubren el metal. Se nota el agotamiento en mi rostro, un poco de ojeras y más que nada lo triste y oscuros que están mis ojos.

Al entrar escucho unos murmullos, al imaginar quienes podrían ser relajo el cuerpo, me dirijo a la cocina de ahí proviene la bulla, al llegar miro a mi familia, la primera en verme es mi hermana. Le sonrío, aunque sé que la sonrisa no llega a mis ojos, de igual forma me emociona verlos de nuevo.

—Hermanito. —ambos nos abrazamos, dejo un beso en su frente y ella ríe un poco.

—¿Cómo estás, Farianna? —inquiero al separarnos, me acerco a los demás.

—Estoy muy bien. —asegura con una sonrisa.

—Hola. —los saludo. —Les dije que no era necesario venir. —hablo, y observo a mi madre en especial.

—Eres mi hijo, pero ella es mi nuera, además, ella necesita saber que también nos importa su salud y preguntar por teléfono no es algo que me agrade y lo sabes. —me recuerda.

Asiento mientras la abrazo también, luego hago lo mismo con mi padre y hermano. Mi madre me manda a duchar, y lo hago es algo que necesito y fue la principal razón por la vine temprano.

Al regresar a la cocina, mi madre está sirviendo el desayuno, mientras mis hermanos hablan de cosas sin sentido y mi padre observa los movimientos de mi madre, la cual al darse cuenta le guiña uno de sus ojos.

—Toma asiento cariño. —me exige mi madre, y obedientemente lo hago. —Cuéntame que ocurrió.

Ella toma asiento también, Freylan y Farianna dejan de lado su conversación para observarme con atención.

—No sé muy bien, solo la encontré tirada en el suelo, no sé si desmayo y por eso se golpeó la cabeza, o fue lo contrario. Debido a una caída se golpeó la cabeza y eso provoco que se desplomara. —respondo.

—Y eso no es lo único que te preocupa ahora. —asegura mi padre.

—No, no es lo único. —le aseguro.

—Tranquilo todo estará bien, mejor desayuna y así de paso vamos a la clínica a ver su mejoría. —asiento en total acuerdo.

—Gracias por venir, de verdad. —los observo.

—No agradezcas, para eso está la familia, además, Yeniffer es un amor, recuerda que nos calló de sorpresa en Paraguay, luego del accidente de Far. —asiento ante las palabras mamá.

En el desayuno me cuentan que tomaron un vuelo de madrugada, no era muy largo y tenían energía por eso no se sentían agotado o algo así. La mejoría que ha tenido mi hermana, y lo bien que se siente ahora, eso me recuerda que dentro de un par de días es su cumpleaños.

El transcurso es corto, al llegar esperamos que papá aparque la camioneta, bajamos y entramos al lugar.

Al llegar a la sala de espera diviso a Alejandra junto a una pareja, lo que da a entender que son los padre de mi novia, mi mejor amigo también esta con ellos.

Después De Esa Noche²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora