Capítulo 27: Urgencias

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Felipe

Agarre las llaves de mi auto junto con mi teléfono, abandone la oficina y minutos después las instalaciones de la empresa.

No quería preocuparme e incluso parecer un loco paranoico, pero hace unos minutos llame a mi novia, y no me atendió el teléfono, cosa que me extraño porque generalmente siempre que la llamo contesta, no quería dejarla hoy, pero tenia que venir a la empresa sí o sí.

Apenas enciendo el auto arranco del lugar, el tiempo es crucial y dado el estado en el que se encuentra hoy, me aterra pensar que llego hacerse daño, incluso más que el de anoche.

El tiempo es crucial, por ello mientras conduzco rebasó algunos autos que se atraviesan en mi camino, logro llegar al edifico, y cuando estoy en el ascensor este parece ir más lento de lo habitual, lo cual me desespera de cierto modo.

Las puertas se abren dejándome en mi pent-house, corro rápidamente por el ligar subiendo las escaleras, y llegando a la habitación.

—¿Yen? —la llamo, pero no recibo respuesta, la perta del baño esta abierta de par en par y el espejo frente a ella esta empañado.

Me acerco más y escucho el agua caer, me adentro a la pequeña habitación, y la sangre abandona mi cuerpo al verla tirada en el piso, esta inconsciente y su cabeza está sangrando.

Me agacho y la tomo en brazos, esta desnuda y aunque su cuerpo esta en temperatura su pulso es bastante débil. Dejo su cuerpo tendido en la cama y busco ropa aceleradamente, la temperatura ha comenzado a bajar.

Una vez vestida, salgo rápido del lugar, una vez abajo y fuera del edificio tomo un taxi, porque estoy seguro de que la situación se pondrá peor si conduzco yo.

Pasan los minutos, hasta que llegamos a la clínica, me adentro y pido ser atendido, por suerte lo hacen rápido al traer la camilla, me despido de ella porque se hasta dónde es mi limite.

—Dios, te pido que no sea nada grave. —elevo la vista, pasado unos minutos recuerdo que pedí un taxi por ello salgo para pagar mi tarifa, pero este ya se ha ido, si logro verlo de nuevo, cosa que sería de milagro, le hago entrega de la duda que deje debido al miedo que invadió mi cuerpo.

—Felipe. —la voz de Alejandra me hace elevar la vista.

—¿Cómo llegaron aquí? —me atrevo a preguntar un tanto confundido.

—Fuimos al edifico y la recepcionista nos dijo que saliste con Yeniffer inconsciente, y bueno Cameron nos trajo este lugar. —explica.

—¿Y él donde está?

—Dijo que iría a compararte un medicamento para los nervios creo. —se encoge de hombros.

Se lo agradezco, yo a veces olvido que tengo que tomarlo para no caer en un colapso nervioso.

—Esta bien. —ella toma asiento junto a mí.

—¿Qué paso?

—Le marque con anterioridad y ella no respondió ninguna de mis llamadas, cosa que me preocupo ya que ella siempre lo hace y cuando no puede me envía un mensaje y esta vez no lo hizo. Y dado el estado en el que la dejé esta mañana, me fui sin pensarlo mucho. Al llegar, ella yacía inconsciente en suelo de la ducha, su cabeza estaba sangrando y la llave de la ducha estaba abierta, creo que hacía poco había ingresado a ducharse.

Ella asiente mientras deja suaves palmadas en mi hombro derecho, suelta un suspiro.

—Ella estará bien, llamare a nuestros padres para decirle lo que ha sucedido y también les comentare un poco sobre la situación. —me hace saber, le respondo de forma afirmativa, ella se levanta y se desplaza por otro pasillo.

Después De Esa Noche²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora