Capítulo 24: Sorpresas

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Yeniffer

¿Alguna vez has sentido que lo tienes todo, pero que aun así algo falta por proclamar en tu vida?

Así me siento yo, por ahora.

Son pequeños sucesos momentáneos que me hacen cuestionarme ciertas cosas, sé que he pasado por cosas que ni siquiera recuerdo, y está bien.

Creo que muy a pesar de enterarme de la verdad ya va siendo tiempo de que saber la verdad, saber más sobre mi pasado. Y por supuesto, saber en qué se involucra dicha persona.

He mantenido la calma hasta ahora y ha estado bien, ha sido bueno.

Me encuentro bien a momentos, pero de repente siento como si todo mi cuerpo se bloqueara y mi mente comercia a repasar sucesos caóticos que siento que no cualquiera viviría en carne propia.

Las noches en las que lloré, las que sufrí por no saber que hacer exactamente o incluso las veces que intenté hacer que mi muerte fiera lenta, ahogada y por supuesto silenciosa.

Pero luego recordaba las hermosas palabras de mi madre y el reconfortante abrazo que mi padre me brindaba, o en su caso las veces que me acompañaban o simplemente me iba a dormir con ellos.

Tantas cosas que me llegan de repente y no sé qué hacer.

Tanto sufrimiento difícil de digerir, porque es pesado pensar en lo que pasaste y no recuerdas, tanto que dudas en creer que realmente eso pasó.

Pienso en como reaccionaria al tenerla en frente, posiblemente detalle su rostro para ver que impactó tiene en mí, y diría que correr seria mi mejor salida.

Pero tengo que dejar de huir, debo afrontar la realidad, debo pensar bien porque me merezco ser feliz.

Puede que necesite ayuda psicológica y está bien, me arriesgo a una sección, por poder tener tranquilidad y dejar de tener pesadillas constantes. Se supone que hace unos días tenía pensando ir donde mis padres, pero luego pensé un poco las cosas.

Quiero verlos, sí. Y ellos al igual que yo también lo desean, pero... ¿Por qué siento que algo no irá bien?

¿Por qué las dudas comienzan a carcomer mí cabeza, sin explicación alguna?

—Superar, y avanzar. Pasos lentos, pero seguros. —me repito en voz alta las palabras dichas, por Felipe.

Sonrió un poco, al igual que cuentas personas, es uno de los que me ayuda a mantener cuerda.

—¡Buenas tardes! Llegó la vida, y la alegría que necesitan en esta casa. —alardea Alejandra mientras entra.

Sonrió ampliamente por qué mientras la esperaba me termine perdiendo en mis pensamientos, pero como siempre llegó con su alegría.

¿Cómo su madre fue capaz de hacerle tanto daño?

—¡Hola! —saludé sonriendo también, me alegraba mucho el verla.

Y de nuevo no quiero pensar en cosas, que posiblemente ahora no tendrán respuestas.

Ella por su parte estira sus brazos y me hace señas pata que me acerqué, y lo hago sin rechistar, me gustan sus abrazos reconfortantes.

—Tengo hambre Yeniffer. —hizo un puchero, mientras se sobaba la barriga.

—¿Cameron no te alimento? —pregunte sin sonar tan obvia.

—No había razón alguna para que lo hiciera. —respondió a la defensiva.

—Pero bien que sí te encontró el otro día en calzones, luego de le abrieras la puerta. —le recuerdo.

Después De Esa Noche²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora