Capítulo 5: ¿De dónde la conoces?

156 36 0
                                    

Felipe

—Hola Lena. —saludo a la mujer que me ayuda hacer los quehaceres del apartamento, lleva trabajando para mí desde hace mucho y no pasa por alto el hecho de que le tengo mucho cariño.

—Hola joven Felipe. —responde con una sonrisa, bufo al escucharla decirme joven, en varias ocasiones le he dicho que sólo me llame por mi nombre y no le agregué el joven, y eso que antes me decía señor.

—¿En qué habíamos quedado? —le pregunto ella sonríe mientras rueda los ojos.

—En nada, por que no me recuerdo. —encoge los hombros.

—Como quieras.

Continuó caminando hasta llegar a la nevera, al abrirla tomo una botella de agua y me retiro para dirigirme al gimnasio que sé encuentra en una de las plantas del edificio.

Luego de ejercitarme por unas horas salgo exhausto del lugar, por el camino saludo algunos residentes del edificio o simples visitantes.

Siento mi teléfono vibrar y tomo la videollamada, cuando veo que es mi madre.

—Hola mamá. —saludo con una sonrisa.

—¡Hijo! ¿Cómo estás? —su emoción es notable.

—Bien gracias por preguntar, ¿Y tú, cómo estás? —averiguó.

—Nada mal, soportando las peleas las peleas de tus hermanos, ya sabes lo mismo de siempre. —comenta mientras niega.

—Sí, lo sé son un caso perdido. —Ella ríe. —¿Y dónde esta ese par?

—Salieron ambos, Freylan dijo que se vería con unos amigos y tu hermana fue a verse con su novio. —responde.

Asiento mientras abro la puerta e ingresó cerrando detras de mí.

—¿Y papá?

—Por aquí. —responde el mencionado mientras hace su aparición en la llamada.

Me brinda un saludo de manos y correspondo.

—¿Y ya tienes novia? —pregunta mi madre.

—¿Enserio mamá? Podrías por lo menos dejar de lado ese tema de conversación alguna vez, no está mal preguntar pero si fuera el caso ya lo sabrían. —le respondo serio.

No me molesta el tema solo que ella es muy insistente, y el que lo sea no le quita el hecho de que cuando una chica no le agrada me lo haga saber, podré estar bastante mayorcito y lo suficientemente maduro para tomar mis propias decisiones pero mi madre siempre interfiere en algo.

—Está bien, no mencionaré más el tema... por hoy. —recalca.

—Dios te oiga. —refutó bajo.

—Te escuché.

—¿Y? —le pregunto mientras dejo el teléfono en un lugar de apoyo en le cual me pueda observar; mientras me muevo por la cocina.

—¿Cómo qué "y", Felipe? Soy tu madre deberías tenerme más respeto. —me informa.

Luego de tomar el desayuno que me ha dejado Lena volteo en dirección al teléfono y la observo.

—Y lo hago te tengo mucho respeto, pero entiende que tampoco puedo acelerar el proceso, si quieres verme feliz tendrás que ser paciente. Del mismo modo que lo he sido yo. —le hago saber mientras tomo asiento.

—Dile algo Andrew. —voltea a ver a mi padre quién está comiendo lo que parece ser un pedazo de pastel.

—¿Qué le digo? ¿Sobre qué? ¿De qué me estás hablando mujer? —pregunto mi padre desorientado.

Después De Esa Noche²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora