Capítulo 19: ¿Quién te lo dijo?

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Felipe

Al escuchar el cuestionamiento de mi hermano menor lo miró de soslayo, le sonrió de lado antes responder.

—¿Y con lo flojo que eres quien va a prestarse, para estar contigo íntimamente? Te quejas por todo y por nada, dudo mucho que ya hayas follado, sabiendo que en la relación tu seras en pasivo. —su sonrisa se borra y rueda los ojos.

Mi hermana trata de reprimir una carcajada pero le es imposible, y luego de eso mis padres se le unen a ella. Siento un golpe en mi hombro y volteó a verla, Yeniffer me mira reprobatoriamente y me encojó de hombros.

Me inclinó un poco y dejó un beso en sus labios, ella suspira pausadamente antes de sonrier con amplitud. Sinceramente el haberla visto y el que ella haya venido, ha sido la mejor sorpresa que pude recibir hoy.

—¿Quieres comer algo? —le cuestionó y ella asiente despacio.

—Sí, tengo mucha hambre. —hace un puchero y sonrió.

—¿Qué quieres comer? —elevó una de mis manos y tomo un rebelde mucho de se cabello, y lo paso por detrás de oreja. Ante mi tacto sus bellos se erizan y su cuerpo se estremece.

—Lo que sea esta bién. —sonríe, luego me hace señas para que me acerque más a ella y lo hago, —Y se pone mucho mejor, si como postre te tengo a ti. —susurra en mi oído.

Paso saliva al escucharla, la miro algo asombrado y ella se encoje de hombros, luego de eso deja un beso en mi mejilla y me recuerda que tiene hambre.

La observo con detenimiento ella toma asiento en la banca que está alejada de la calle, justo debajo de un gran árbol el cual hace una sombra increíble.

La sigo desde lejos y luego tomo asiento a su lado, ella sigue tomando su batido de chocolate mientras que yo tomo agua, hace unos veinte minutos que estamos recorriendo algo de la ciudad, mis padres y mi hermano se quedaron en el hospital con Farianna. Por eso traje a comer a Yeniffer, y enseñarle un poco el lugar.

—Por cierto el lugar es muy bonito, y también es amañador. —asegura mientras me mira.

Sonrió un poco y asiento de acuerdo con ella, la verdad es que todo es tranquilo y relajante, hay poca bulla y poco tránsito.

—Estoy totalmente de acuerdo contigo, es amañador pero, no es el tipo de ambiente que me gusta. —soy sincero.

—¿Por qué no? —asevera con cierta indignación.

—Me gustan los lugares movidos, además no me gusta estar quieto, me gusta mucho la música y de todo tipo, por lo general siempre que estoy en casa lo hago. —cuento.

—¿Escuchas música a todo volumen? —asiento ante su pregunta. —Eso es genial eh, a mi me gusta también pero respeto la privacidad de los demás. —informa.

—Y es que de eso se trata, hay que tener cuidado con lo haces y dices, además no todos escuchan música a alto volumen, yo por lo general lo hago mientras cocino o arreglo la casa los domingos. —sonrió ante el recuerdo, armo mis propios conciertos privados.

—Pues me gustaría escucharte cantar.

—Me da vergüenza, además creo que canto horrible. Con Cameron si hago conciertos privados, ya sea en su casa o en la mía. Somos unos locos, en un momento estamos riendo y al otro llorando. —ella se carcajea un poco.

—Tranquilamente podría ser yo, sin dejar Alejandra de lado. ¿Sabes? La amo muchísimo, sin duda es la mejor amiga-hermana que pude tener, se que hay cosas que nunca me ha dicho pero no me enojó. —su mirada se pierde un poco.

Después De Esa Noche²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora