Capítulo 11: Posible Despido

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Yeniffer

Dejo caer mi cuerpo en la cama, suspiró fuerte y cierro los ojos por unos largos minutos.

El arrepentimiento ya está empezando en mí, siempre que me dejo llevar por mis impulsos termino quejándome por haberlo hecho, aunque eso depende del problema. Y estoy en un debate y dilema mental, se que posiblemente actué mal por haber golpeado a ese hombre, por que nisiquiera le pregunte el porque se reía.

—Ay Dios mío.

Escucho mi teléfono y lo siento vibrar no muy lejos de mí, lo tomo y contestó al ver el nombre de la persona.

—Hola señora Davis. —respondo incorporándome.

—Buenas tardes Aurora. —ahogo una mueca al escucharla llamarme por mi primer nombre, no es feo pero no me gusta mucho. —Necesito que mañana estés temprano en mi oficina a las siete, gracias. Adiós. —y sin más colgó.

—Maldita perra. —gruño mirando el teléfono.

Odio su tono autoritario, nisiquiera me pregunto si podría estar a esa hora simplemete lo decidió por mí.

No odio mi trabajo claro que no, odio a la jefa que tengo. Se creé la gran cosa si supiera que parece, una loca desquiciada con el cabello negro.

No entiendo por qué se lo pintó. Le queda horrible ese color, y creo que nunca se dará cuenta.

—Yeniffer. —escuchó a lo lejos la voz de Alejandra.

—¡Habitación! —contestó.

Segundos después mi puerta es abierta y ella entra tomando asiento a mi lado.

—¿Por qué esa cara? —pregunta sin más.

—Davis. —simplifico.

—Nada que ella no sepa hacer, ayer la mire estaba cerca de la empresa. ¿Quién le hizo ese crimen en la cabeza? —pregunta horrorizada.

Me río fuerte y ella me acompaña. —No sé, ella mantiene demasido ocupada en su burbuja como para darse cuenta, ya sabes que le encanta tener la atención de los hombres. No disimula lo perra que es. —bufó y ella niega.

—Ya lo sé, le falta un poco de amor propio.

Asiento.

—Hoy a la hora del almuerzo por poco y un tipo me atropellan, ¿sabes? —comentó como si fuera lo más normal del mundo.

—¿Y lo dices así? ¡¿Dime que lo golpeaste fuerte?! —chilla enojada.

—Le di fuerte, me hizo rabiar y bueno ya sabes como soy cuando me enojo. —me encojo de hombros y ella ríe.

—Se lo merecía por imbécil. —siguió.

—Pero también ahora me estoy comenzando arrepentir, él pidió disculpas no del todo pero lo hizo... y me siento mal por haberlo golpeado sin más. —le digo y ella enarca una ceja.

—Tienes que estar jodiendome, ¿que acaso era un demonio pervertido con cara de ángel y cuerpo sensacional? —inquiere irónica.

—Sí tiene todo lo que dices, estaba bien guapo eh, solo que llevaba gafas oscuras y no pude observa bien su rostro, pero desde ya te digo que tiene una encantadora y sexy sonrisa. —suspiró y ella me golpea la frente.

—Enfocaté en lo negativo, carajo.

Ojalá pudiera.

—¡Oye deja de hacer eso! —me quejó llevando la mano a mi frente.

—Y tú deja de pensar en él, se nota cuanta falta te hace follar.

Me río fuerte y la miro. —¿Es enserio Alejandra? ¿Me lo dices tú, que nunca has visto un hombre desnudo dispuesto a follar contigo?

Después De Esa Noche²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora