Capítulo 4: ¿Me perdí de algo?

147 31 0
                                    

Felipe

—¿Cuéntame ya tienes novia? —pregunta con voz interesante mi hermana, desde al otro lado de la línea.

Niego mientras río, perece la más interesada en el tema; no tengo novia por que no quiera, es simplemete por que no he encontrado la mujer que me haga sentir que lo que comencemos valdrá por completó.

—No, no tengo novia, y tampoco sé cuando sucederá ese milagro que tanto desean ustedes. —respondo escuchó una carcajada de su parte y sonrió.

—Lo deseo, deseo que seas feliz mereces a la mejor mujer que pueda existir, puedes ser un mujeriego de primera y todo lo que quieras, pero sé con seguridad que cuando te interesa alguien haces hasta lo imposible por que se sienta cómoda, puede que mamá y papá sean algo exigentes pero entiende que cualquier mujer no merece el Adonis que tengo por hermano. —comenta con humor lo último.

—Eres tan romántica Farianna. —respondo.

—Ya sé que soy tu hermana favorita. —argumenta.

—¿Y cuántas tengo? —pregunto con ironía.

—Podríamos incluir a Freylan. —asevera con voz melódica.

—¿Yo qué? —inquieré el mencionado a lo lejos.

—Nada, nada. —interviene rápidamente mi hermana.

—Tú nunca haces nada Anacleta. —Brama con cierto enojó nuestro hermano menor.

Sin quererlo suelto una estruendosa carcajada mientras dejo aún lado mi teléfono, él es tan espontáneo qué siempre me toma desprevenido.

—¡Te he dicho que no me llames de esa manera, odio ese maldito nombre! Le diré a mamá. —mientras clamó un poco mi risa escuchó con atención su discusión.

—Y yo le diré algo sobre ti. —asegura él.

—¿Que le dirás? —pregunta ella desafiante.

—Que la última vez que se fueron de viaje tu queridísimo novio durmió contigo en tu habitación, cabe decír que te la pasaste toda la noche follando con él. —espeta de forma tranquila Freylan.

—No... te atreberías. —responde vacilante mi hermana.

—Pruebame hermanita. —apuesto que una sonrisa adorna su rostro.

—Yo no digo nada y tú tampoco.

—Mi silencio no es gratis. —le aclaró.

Ella soltó un bufido: —¿Cuanto quieres? —inquieré ella.

—Me encantan este tipo de tratos. —escucho a hermano cuándo aplaude feliz.
—Doscientos euros por ahora. —responde.

—Toma, ¡desaparece de mi vista! —exclama.

—Adiós Hermano. —lo escuchó despedirse.

—Adiós, Freylan.

La línea se queda en silencio durante unos minutos, solo alcanzó a escuchar la respiración de mi hermana.

—Qué vergüenza. —comenta depronto.

Antes de responder me río: —Ya sabes cómo es él, deberías tener más cuidado. —le comento.

—¿No dirás nada al respecto? —averigua

—¿Por qué debería? Es algo normal tener sexo, sí, eres mi hermana menor pero entiendo que son tus decisiones, si nuestros padres no lo entiende pues allá ellos. —encojo los hombros aunque no pueda verme. —Tienes veintitrés años y ya eres madura y consiente para tomar tus desiciones. Después de que él no sea un completó imbécil contigo todo está bien, aunque claro si te hace algo se las cobraré.

Después De Esa Noche²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora