Luna; Peso Pluma

14. Team GB.

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Llevaba siete meses en Londres, había aprendido a acostumbrarme a mi rutina, agarrarle la onda nuevamente a mi trabajo, tratar de socializar con más gente.

De hecho anoche había salido a cenar con una ex novia del mejor amigo de Demián, ella me contó un montón de cosas y como en realidad mi ex y Kelly habían estado juntos desde que yo aún era su novia.

Ya ese tema ni siquiera lograba desgastarme, pues ahora mi mayor prioridad era encontrar mis ganas de salir adelante, de lograr ser Paola de nuevo.

Inclusive había bajado bastante de peso así que ahora mismo salía a correr todas las mañanas y por las tardes asistía al gimnasio después del trabajo.

Hoy era una mañana bastante fresca pero por ningún motivo faltaría a mi carrera mañanera, me puse la ropa deportiva, mis tenis, tome mi proteína y antes de salir me coloqué mis audífonos.

Después de despedirme del portero de la recepción salí corriendo rumbo al Hyde Park que estaba bastante cerca de mi hogar, llevaba alrededor de veinte minutos corriendo cuando me detuve a descansar unos segundos.

Me senté agotada sobre el pasto, estaba tratando de recuperar el aire mientras unos pocos rayos de luz me pegaban en la cara.

¿Paola? -abro los ojos al escuchar mi nombre en una voz masculina-

Gabito -digo con una sonrisa genuina- hola -saludo parándome del césped-

¿Cómo estás? -pregunta sonriendo-

Estoy -respondo mordiendo mi mejilla por dentro- ¿Tú?

Bien, estoy bien -dice sonriendo-

¿Qué haces en Londres? -pregunto con una ceja alzada-

Vinimos a ver la champions -dice contento- con Nata y algunos amigos

Que cool -digo sonriendo-

¿Paola estás bien? -pregunta más serio-

Si -digo con vergüenza-

Pues díselo a tu cara -dice divertido pero se vuelve a poner serio cuando ve que no me causa gracia-

No, no estoy bien -digo suspirando-

Te invito a desayunar -dice y asiento-

Caminamos hasta un lugar cercano a mi departamento, entramos a la cafetería haciendo sonar la campana anunciando nuestra llegada.

Nos sentamos en una mesa de la esquina alado del ventanal que deja ver los edificios, el mesero nos toma la orden para después dejarnos solos.

Cuéntame -dice- sé que nunca fuimos muy unidos, pero te ves mal Paola -asiento ante sus palabras-

Es bueno ver una cara conocida finalmente después de meses de mucha soledad -digo y él me mira con pena- no me veas así Gabito

Perdón, pero no habías venido aquí para retomar tu compromiso? -dice y asiento-

Meh, en parte, quería volver a mi vida londinense, mi trabajo, mis amigos, a mi relación, me tomo algunos días sentirme bien cuando regrese -le relato mi historia-

¿Y qué paso? -pregunta, guardamos silencio al recibir nuestra orden-

Retomé mi puesto de trabajo, el que tenía antes de irme, mi departamento, un día saliendo de la oficina me encontré con mi ex novio, se caso con la que era mi mejor amiga -le cuento y el abre la boca sorprendido-

Hijos de la chingada -dice y asiento-

Para colmo todas las amistades que tenía aquí habían elegido que su lealtad estuviese con ellos, me quede sola -digo alzando los hombros-