16 parte II

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Adivinen qué personaje de mis otros libros saldrá en un cameo en este capítulo 💭

Quién le adivina se gana un beso de Nico Montana 💋

Y bueno, a llorar:


La recompensa 

Parte II 


—... ¿y su dieta es saludable? —preguntó el doctor mientras examinaba el oído de papá con un otoscopio. 

—Sí —respondió papá con descaro. 

—Te comes una pizza al desayuno, papá. —Le alcé una ceja con seriedad. 

—Pero con juguito de espinaca, doctor. 

El doctor me miró a mí con una sonrisita divertida. No le creyó en absoluto. 

—¿Y al almuerzo come mucho o poco? 

—Bueno... cuando tengo hambre, pues me como una olla. 

—¡Pero Don Raimundo! 

—¡Ella es la mala influencia! —Me apuntó—. Me dice que cocinemos cosas ricas y... pues se aprovechan de que a uno le gusta comer. 

Lo miré con recelo. 

—Creo que lo derivaré a una nutricionista. 

—Bien, pero si me quitan mis tortillas, tendremos serios problemas. 

Nuevamente el doctor movió la cabeza, riendo. Dijo que nunca le había tocado un paciente tan terco. 

—De acuerdo. —El médico se guardó el otoscopio en el bolsillo y le pidió a papá volver a sentarse frente a él en el escritorio—. Don Raimundo, por todos los antecedentes familiares, sus síntomas y las pruebas de equilibrio, lo más probable es que tenga algo llamado "Schwannoma vestibular"

—Uhm... ¿Schaw qué cosa? —Contraje el mentón. 

—Es un tumor que se desarrolla en los nervios acústicos y que desencadena pérdida del equilibrio y de audición. Es benigno, pero al crecer puede aumentar los síntomas. —Se tomó una pausa para explicarse—. Lo que necesitamos es hacer una tomografía para saber el tamaño de este tumor para extirparlo antes de que haga presión en ciertas zonas y le impida seguir su vida normal. 

—Doctor —papá carraspeó—. ¿Cuánto me va a costar esa cirugía? 

De sus labios salió una cifra que no teníamos; la misma cifra que ofrecían por Nico y que me deprimía siquiera pensarlo. 

El escenario no era muy favorable, así que le dijimos al doctor que cuando tuviéramos el dinero no tardaríamos en contactarnos con él. Entonces pasamos a buscar a Kass a su curso de costura y la vimos salir con una de sus amigas de la clase. Me pareció extraño que no se haya despedido de lejos como siempre lo hacía; al contrario, se acercaron hacia nosotros y Kass presentó a papá con una amplia y radiante sonrisa. 

Pestañeé, más que sorprendida. La chica nos saludó y nos dijo que Kass hablaba mucho de nosotros. Luego simplemente se despidió amablemente, tomó un taxi y mi hermana subió a mi lado como si nada —aunque llevaba una sonrisita. 

Vientos de Abril 🤎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora