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holaa! Corazoncito para que Rai siga la dieta :D 🤎

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La propuesta

Anoche soñé con mamá.

Tal vez fue porque estuve mucho rato sentada en mi ventana mirando hacia la nada. Solía pensar que mamá me veía desde el cielo. Aquello sonaba bastante infantil, quizás, pero era lo que siempre decía papá cuando éramos pequeñas y llorábamos por ella.

Hace poco había leído uno de los libros que solían darnos en la iglesia y decía que los fallecidos se olvidaban de nosotros; que esa era la forma que tenían ellos para no irse atormentados. Sin embargo, quería ser egoísta unos instantes para que mamá se enterara de que cumplí mi sueño, que entré a medicina.

Bajé a tomar desayuno y parece que nadie andaba de humor tampoco, así que comimos en silencio mientras veíamos las noticias. Mostraron al padre de Nico bajando de un avión con su esposa, sonriéndole a la prensa como si ya hubiese ganado las candidaturas.

—Es un idiota —opinó papá comiéndose su pan con lechuga—, ¿no te pudiste escoger un mejor suegro? Qué rabia, tomaré Coca Cola para que se me pase.

—¡Epa! Coca Cola mi abuela. —Deslicé hacia él un vaso con un líquido amarillo claro—. Acá está tu limonada.

Papá me imitó con burla y bebió de mala gana.

—Aún no es el suegro de mi hermana porque Nico no le ha pedido ser su novio —dijo Kass.

—Pues vaya generación. El día en que le pedí a su madre ser mi novia, me gasté todo el dinero que tenía ahorrado para comprarle un anillo de diamantes.

—¿Y qué pasó luego? —preguntó Kass.

—Pues nueve meses después nació Kim.

—¡Papá! —soltamos una risotada con mi hermana.

—No se hagan. ¡Es el ciclo de la vida!

—Pero déjalo en secreto, ¿sí?

—Kass, hija, sé que su madre les hubiera hablado de estos temas mucho mejor que yo, pero ya que estamos aquí... Yo no puedo prohibirles nada porque todos pasamos por lo mismo, así que solo les digo que se cuiden y tomen buenas decisiones, ¿sí? Hay gente muy mala en esta vida.

Las palabras de papá me recordaron, como siempre, a Daniel..., mi ex. Me pedía tener relaciones incluso cuando me veía llorando. Era un canalla, y aún no entendía del todo. Cuando lo conocí era lindo, tan gentil que, cuando caí de amor por él, comenzó a jugar conmigo. Era tan inocente en ese entonces que creí que tendría un amor como en un cuento de hadas; y sin embargo, me transformé en una vela encendida que luchaba contra el viento.

Lo bueno es que la última vez que vino a casa, la señorita María Elena le dio su merecido.

Finalmente a Kass le tocó lavar la loza, por lo que salí a limpiar el establo —cosa que dejé a medias porque Nico me estaba llamando. Puse un pie arriba del árbol y empecé a escalar. Cuando logré sentarme en una gruesa rama, el burro negó con la cabeza.

—¡Holaaaa! —contesté—. ¿Cómo van esos días de arresto domiciliario?

—Pues cociné galletitas de vainilla. Te iba a dar, pero... me las comí.

Vientos de Abril 🤎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora