2

11.4K 1.1K 1K
                                    

No podía actualizar porque se me cortó la luz por un temporal jajajja Bueno, aquí tenemos capítulo larguito 🤎

2

Confesiones nocturnas

Nicolás Meyer

—¿Qué escribes tanto? —le pregunté a mi abuela Samantha mientras tomábamos el té en la terraza—. ¿Algún fulanito que te haya inspirado?

—Ay, cariño; todos los desgraciados de los que me enamoré ya se los llevó el diablo. 

Casi escupí el té.

Luego de soltar una risa floja y negar con la cabeza, no pude evitar mirar con detenimiento a mi abuela. Tenía ochenta años y había escrito libros toda su vida. Antes usaba una máquina de escribir, ahora tenía su propio computador y escribía a la velocidad de la luz. últimamente había estado muy inspirada. Me preguntaba sobre Kim y no entendía el por qué.

—Pero ella... ¿es pelirroja?

—Que sí, señora. 

Lo escribió rápidamente. 

—¿Ojos? 

—Sí tiene. 

Me dio una mirada fatal cuando le regalé una sonrisa torcida. 

—Sus ojos son... —no sé por qué, pero sonreí— Son de un color verde. Es muy llamativa, si la vieras me darías la razón. 

—¿Se han llevado bien? 

—Esto... Esto parece un interrogatorio; anda, dime qué escribes... 

—Te pregunto porque vi su currículum y es la única chica de tu edad. ¿La encontraste linda? ¿Por eso la contrataste? 

—Ella no es de dinero, abuela. 

Mi abuela torció el labio en un gesto de entendimiento. Estaba por decir algo hasta que mi madre apareció con un vestido negro y un blazer encima. Fuimos interrumpidos. Ella estaba viendo cosas en la tablet mientras la niñera cargaba a mi hermano y le daba leche en mamadera. 

—Así que tu secretaria es pobre. Me gusta que hagas obras de caridad, Nicolás. Hay que hacerlo público, serviría de campaña electoral. 

—Leonor... —mi abuela se llevó una mano al pecho cuando mamá se sentó a mi izquierda—. Con mi niño no te metas. 

—Tu hijo puede ser el futuro presidente de la república. Intentar empatizar con... con la gente de bajos recursos es... llamativo, eso no es nada nuevo, es campaña. 

—Kim no es una obra de caridad, mamá. No hables así de ella. 

Mi abuela le hizo un gesto a la niñera para que se sentara. 

—¿Que no hable así de ella? Vas a ver que en un par de semanas te va a coquetear descaradamente. Así actuamos las mujeres cuando vemos a un hombre con dinero. Más si ella es pobre y ve oportunidades. 

—Kim ve oportunidades en sus estudios, mamá. ¿Y sabes qué más? Mejor me voy, me has arruinado la comida. 

Me dije a mí mismo que ya no quería estar más ahí. Todo en mi mundo se trataba de negocios, conveniencias, contactos y excentricidades. No entendía por qué las personas deseaban tanta riqueza, tanto poder, tantas cosas materiales; si luego se sentía como existir en vano. 

Pasé entre los dos pilares blancos del patio mientras múltiples hojas color marrón caían desde los árboles. Estaba oscureciendo, quería salir de casa, y para eso tenía que caminar por un laaaargo trayecto de pinos en fila para llegar tan solo a la entrada. 

Vientos de Abril 🤎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora