Las cadenas de la esclavitud solamente atan las manos: es la mente lo que hace al hombre libre o esclavo.
Franz Grillparzer.
La libertad es incompatible con el amor. Un amante es siempre un esclavo.
Germaine de Staël.
Es más fácil apoderarse del comandante en jefe de un ejército que despojar a un miserable de su libertad.
Confucio.
El viento secaba los mechones de cabello suelto de Clement, este sonriendo con los ojos entrecerrados al sentir esa suave caricia, encaramado sobre los escalones de piedra bruta descansando bajo un sol semi nublado luego de haber estado persiguiendo y buscando esa odiosa gente de la Triarquía por varias horas antes de que amaneciera. Parecía que ese problema se hacía cada vez más grande, entre más los ahuyentaran, más volvían. Vhagar no andaba lejos sacudiéndose un poco de ese rocío con un rugido lento y bajo, acomodando sus alas para echarse mejor.
Clement prefería andar ensuciándose de lodo y sangre porque así estaba lejos de acosos, no era que siempre estuvieran molestándolo, pero eso de tener las miradas de los Alfas encima cuando iba a pasearse por villas o puertos le incomodaba. ¿Qué le veían? Eso era lo más ligero, al castillo llegaban una que otra vez obsequios de cortejo de parte de algunos lores de otras casas. Ya estaba en edad de ser cortejado, bien había afirmado su madre, así que escapar a los Peldaños de Piedra de momento estaba siendo una buena táctica de evasión aunque de momento fuese terreno vedado por estar tan cerca de sus enemigos, pero eso era lo que precisamente buscaba, que el peligro ahuyentara esas molestias.
Su descanso se vio interrumpido por la llegada de otro dragón, primero no lo reconoció entre las nubes grises que cubrían parcialmente un sol de mediodía, luego juntó sus cejas porque no sabía que el príncipe Lucerys también estaba ahí. Bien, era un Velaryon así que podía cuidar de las rutas de su flota no debía hacerse más ideas. Arrax descendió sobre una planicie cercana, permitiendo que su jinete bajara y caminara hacia ellos, parecía que traía algo consigo, una vez cerca, Clement notó que era comida, mirando alrededor preguntándose si era para ellos o bien había más personas cerca de las cuales no estaba consciente de su presencia.
—Alteza, buenos días —saludó con una inclinación de cabeza, sin levantarse.
—Buenos días, ¿no tienes hambre? Ha sido un día pesado.
—No tenía conocimiento de que el príncipe se hubiera unido a la persecución.
—En la retaguardia —sonrió Lucerys, sentándose a su lado, abriendo el morral con la comida— Toma un poco, esperar hasta regresar a casa sería muy pesado.
—Gracias.
No lo rechazó, solo era comida y además el príncipe sí se notaba sucio, con cabellos descompuestos por estar volando de un lado a otro con aroma a ceniza y madera mojada. También había estado trabajando, así que sus palabras fueron sinceras. Sonriendo a medias, tomó una hogaza para probar, asintiendo al buen sabor de los alimentos. Comieron en silencio, mirando hacia el horizonte donde las piedras se perdían entre pequeñas olas turquesas.
—Ya no te había visto desde... hace mucho —comentó Lucerys.
—Su Alteza tiene cosas por hacer, ver a un vasallo no está en sus prioridades.
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Sui Géneris
FanfictionLord Herwell Celtigar no desea ver infeliz a su esposa, aceptando un cachorro Omega de rasgos Valyrios cuya sangre puede ocasionar la Danza de los Dragones. Un OCxAemond.