Sui Géneris

Siempre estarás en mi corazón

"El amor de una madre es como la paz. No necesita ser adquirido, no necesita ser merecido."

Erich Fromm.

"Muchas maravillas hay en el universo; pero la obra maestra de la creación es el corazón materno."

Ernest Bersot.

"La fuerza de una madre es más grande que las leyes de la naturaleza."

Barbara Kingsolver.

El regreso de los barcos Velaryon a Desembarco del Rey trajo alegría a sus habitantes quienes ya comenzaban a resentir la carencia de alimentos pasado el ataque conjunto. Ahora quedaba la restauración y los funerales, sobre todo estos últimos. Clement levantó la vista hacia la fortaleza de la que se había mantenido alejado esos días mientras Lord Herwell se recuperaba, no quería estar ahí, no era su lugar y guardaba cierto temor de que los reyes fuesen a cambiar de idea sobre él. Había atestiguado lo peor de ser un Targaryen, no le quedaron ganas de vivirlo en carne propia, menos con toda la verdad que ahora había salido a la luz durante los juicios del Lobo Stark.

Cregan Stark había llegado a tiempo para contener las últimas revueltas, y también para ser el puño de justicia de la reina, comenzando por el gran traidor Otto Hightower cuya lengua de serpiente fue la principal causante de toda aquella masacre que más adelante los Maestres habrían de llamarla la Danza de Dragones, un evento sangriento que no debería de repetirse. Sohol estuvo presente en los juicios, su Alfa escuchó todo sobre lo que se habló ahí y luego se lo contó cuando fue a verlo a la posada donde reposaba ya Lord Herwell, así pudo armar todo el cuadro completo de lo sucedido, al menos en la parte que más le acongojaba.

Aegon.

Todo había comenzado cuando el entonces príncipe supo que la reina lo había estado reprimiendo para que no mostrara su esencia dominante y la pelea por el trono cobrara bríos porque todos esos lores Alfas seguirían a alguien de su misma casta en lugar de una princesa Beta. Aegon se sintió traicionado, comenzando a escuchar más y más las palabras de Lord Mano hablándole de su derecho de nacimiento por ley, de cómo debía ser el gran heredero que estaba destinado y obtener lo que merecía. No se mencionó en los juicios lo inusual de su participación en el torneo por la mano de Clement, fue mejor, así no habría manchas en esa historia tan llena de resentimientos. El joven Omega sí que descubrió otra cosa con las narraciones del comandante, y era que Aegon habría guardado sentimientos por él que reprimió por sentirse un Alfa débil.

Cuando supo la verdad de su esencia dominante, el resentimiento por haberlo perdido sumó más rencor contra quienes una vez sintió eran de su confianza, en particular contra su madre a quien vio como una adoradora ciega de la princesa heredera al punto de lastimarlo a él. Otto solo necesitó el empuje final, que fue la muerte del rey Viserys, contratando un sicario para darle muerte a escondidas, que Alicent y Rhaenyra aparecieran fue un accidente que luego convirtió en su mejor arma, con todo y que su hija murió en aquel incidente buscando defender a la primogénita del rey. La idea original era solo nombrar a Aegon, encerrando a la reina mientras tanto, nadie esperó que se moviese tan de madrugada con la princesa y casi lo descubría en su plan.

Otto no se permitió flaquear, lanzando a la joven Baratheon como uno más de sus peones aprovechando que la noble chica estaba ansiosa por demostrar que podría ser una reina, aumentando la tragedia a un complot inimaginable. El corazón de Aegon, lleno de remordimientos por haber peleado la noche anterior con su madre y luego escuchar semejante traición, finalmente se oscureció al grado que cada movimiento de Rhaenyra o su gente, lo tomó a mal, ya no escuchó más razones salvo la guerra y la muerte que acabó con toda su familia antes de que Lord Mano pudiera remediar semejante catástrofe, pues nunca imaginó que su mayor enemigo tenía tan buenos aliados como los Celtigar o el Tigre de Hielo.