Todos ven lo que tú aparentas; pocos advierten lo que eres.
Nicolás Maquiavelo.
No hay nada nuevo bajo el sol, pero cuántas cosas viejas hay que no conocemos.
Ambrose Bierce.
La única discapacidad en la vida es una mala actitud.
Scott Hamilton.
—Quiero trabajar.
—¿Trabajar? —Lady Samara casi tiró el cepillo, mirando por el espejo a su hijo.
—Creo que Vhagar y yo podemos lograr cosas que ayuden a los Celtigar.
—Mi amor, no hay necesidad de...
—Anda, quiero sentirme útil.
Clement se giró, alcanzando una mano de su madre que besó por el dorso, sonriéndole con esa mirada que hacía imposible que ella se negara. Lady Samara rodó sus ojos, retomando su labor de cepillarle su cabello luego de que tomara un baño. Había pasado su segundo Celo, bien cuidado y atendido, ahora ya podía volver a sus ocupaciones, pero el tiempo ahí encerrado le dio para pensar qué hacer con su futuro. Puesto que no tendría -o eso creía- nunca una propuesta de matrimonio, lo mejor era ya ponerse a forjar su vida con sus propias manos, y trabajar para su padre era una de las ideas.
—¿Y qué es lo que exactamente harías?
—Entregar mensajes, cuidar de la flota, revisar el territorio, cosas así.
—Desde que has aprendido a volar mejor con Vhagar, te ha dado más ánimos de ir más lejos. ¿Qué acaso Aldren con sus cartas te ha dicho algo que ayudó con el tema?
—Podría decirse —Clement no les había comentado a sus padres de sus encuentros con el príncipe Aegon, no por mala fe, sino porque ya sabía lo que le dirían— ¿Entonces? ¿Sí puedo hacerlo?
—Hablaré con tu padre.
—¡Gracias, mamá!
El príncipe Aegon había sido un excelente maestro, con una inusitada paciencia le había mostrado cómo guiar mejor a su dragona, consejos para no enredarse en la montura o cómo reconocer molestias en Vhagar, volando al lado de Sunfyre que era un dragón muy elegante además de hermoso, resplandecía a los rayos del sol. Clement a veces se quedaba embobado observando el rostro del joven Alfa cuando estaba explicándole ambos sentados en la playa sobre las corrientes de aire, los aleteos de dragón y el fuego que lanzaban, se podía perder con ese perfil Targaryen, sus ojos siempre llenos de una chispa de travesura, la forma en que sonreía o cómo se mecían sus platinados cabellos sueltos.
—¿Clement?
—Sí, te escuché.
—Bien, he notado que te tensas mucho en los vuelos en picada, recuerda, si tú te pones nervioso ella también lo hará. Son una sola mente al volar.
—De acuerdo.
—Sé que no estás acostumbrado a la montura, debías conocer de eso desde pequeño, pero bueno, ¿quién iba a decir que resultarías tan voluntarioso?
—¿Eso es un intento de insulto, Alteza?
Aegon rió, pellizcando apenas su mejilla, tomando su mano para que se levantara como él, dejándolo delante con las manos del príncipe prensando sus caderas sin previo aviso. Las mejillas del Omega se incendiaron como brasas, congelado al no saber cómo responder.
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Sui Géneris
FanfictionLord Herwell Celtigar no desea ver infeliz a su esposa, aceptando un cachorro Omega de rasgos Valyrios cuya sangre puede ocasionar la Danza de los Dragones. Un OCxAemond.