Nacido en un mundo sin esperanza para los omegas, Jungkook ha escapado toda su vida del cruel destino de morir. Sin saber que en su cuerpo carga con la marca de la Diosa Luna y su otra mitad, Kim Taehyung, es su enemigo.
● Géneros: Romance, Fantasí...
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"Sopla el viento de otoño, estamos vivos y podemos vernos tú y yo".
Yoongi
Acomodé el botón de mi abrigo por séptima vez.
La ropa me apretaba en mi garganta, causando un pequeño escozor en mi cuello.
Tosí, aclarando mi garganta. Fijé mi mirada en el cielo opaco que nos regalaba la mañana. Queriendo mirar a todas partes menos a los dos omegas detrás de mí que esperaban en la puerta del castillo. Sentía la feroz mirada de Jimin apuñalándome la espalda. Seulgi por su lado, seguía igual de imperturbable, aunque la situación de por sí no lo fuera.
En un abrir y cerrar de ojos, pasaron dos semanas. Dos semanas en las que me encargué de dejar todo listo para nuestra partida a Corte Oscura, solo que no contaba con la noticia que Seulgi viajaría con nosotros.
En el mismo carruaje.
Entendía el disgusto de Jimin, porque aunque le haya dicho que nuestra relación no era más que una pequeña amistad, mi palabra seguía comprometida con el Alto Lord de Corte Otoño para desposar a su hija.
Incluso cuando ninguno de los dos quería ese destino.
Antes de volver a poner toda mi atención en las formas de las nubes, vislumbré en los jardines exteriores a Félix caminando con rapidez hacia mí.
—Hay unos carruajes en la Frontera.
Se me heló la sangre y temí por lo peor. Salí al campo abierto para tomar el primer caballo que el soldado me ofreció, cabalgando a toda velocidad por el bosque mientras Félix me informaba de la situación.
—No parecen enemigos, pero no nos dieron ninguna información, solo hablar con el Alto Lord.
—¿Y ahora sí soy el Alto Lord? —inquirí, haciéndome oír por encima del viento que nos azotaba el rostro.
Lo miré de reojo, viendo que solo apretó las riendas de su caballo, pero su mirada siguió fija en el camino, sin responder a mi recriminación sobre su comportamiento de las últimas semanas.
Me estaba cansando de esta situación.
Al llegar, Félix estaba alerta, pero mantuvo una postura tranquila cuando llegamos al límite del Bosque Invernal. Si los instintos del alfa le permitían tomar esa posición era porque la situación no era tan catastrófica como me la imaginé.
Y así lo confirmé al ver dos hombres de piel morena haciendo una reverencia hacia mí.
—Su alteza —se irguieron de nuevo—. Venimos de Corte Solar.
No había necesidad de confirmar esa afirmación cuando la verdad saltaba a la vista. Su tez oscura, sus ojos de color amarillo, muy diferentes a los de Corte Verano, luciendo más como la miel siendo fundida en el sol de un atardecer. Y su aura, era serena y relajada, pero difícil de ignorar.
