Nacido en un mundo sin esperanza para los omegas, Jungkook ha escapado toda su vida del cruel destino de morir. Sin saber que en su cuerpo carga con la marca de la Diosa Luna y su otra mitad, Kim Taehyung, es su enemigo.
● Géneros: Romance, Fantasí...
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"Aunque tu voz me llamó, caí sin freno al abismo".
Jungkook
Me hallaba en una tierra desolada e infértil. Una tierra que una vez fue olvidada por nuestros ancestros. En donde vivían personas, que igual que esta tierra, se iban resquebrajando con el tiempo.
La única diferencia es que ahora no había nada. Ningún rastro de las viejas y casi derruidas casas. Ni de los cuerpos famélicos. Únicamente la tierra seca y el bosque que se vislumbraba más allá.
Pequeños tallos empezaron a asomarse entre las grietas del suelo. Creciendo poco a poco, con pequeños pétalos azul cerúleo emergiendo de ellas. Se abrían mágicamente, con una suavidad y elegancia tan perfecta que me causaban una sensación de confort. Al terminar, formaron un camino hermoso de flores que se extendía más allá de mi vista. Y sin pensarlo mucho, lo seguí.
Se formaban en el bosque de Corte Mortal, sobresaliendo por los pequeños lugares; entre el musgo, los troncos de los árboles e incluso entre las piedras, desprendiendo un aroma a bosque y lluvia. Me interné en la oscuridad del lugar, evadiendo ramas caídas y pequeños arroyos.
No me di cuenta que ya había pasado La Frontera de Espinas, únicamente porque ya no estaba allí. No estaba el muro gigante de espinas que separaba Corte Verano de Corte Mortal. Solo la clara diferencia entre la tierra infértil y los prados verdes con el aroma de las frutas que desprendían los árboles.
Seguí el camino que las flores azules me indicaban. Pasando por el Bosque Real, siguiendo el campo de gerberas, viendo a lo lejos el castillo de Verano, pero todo en completo silencio, sin ninguna señal de vida.
Atravesé los campos de flores de Corte Primavera y el enorme desierto de Corte Solar, en donde el sol no brillaba más porque todo el cielo estaba en completa oscuridad. Lo único que brillaba eran las flores azules que no dejaban de crecer, incitándome con su embriagante aroma a que las siguiera.
Crucé el Bosque Otoñal, viendo a lo lejos en la frontera los altos picos de Corte Sombra. Me interné en el frío Bosque Invernal y de repente, las flores dejaron de crecer, situándose justo en medio de un lugar lleno de nieve y glaciares.
Corte Oscura.
En la negrura del infinito cielo se asomaron miles de luces brillantes llamadas estrellas. Recordaba la primera vez que vi tantas en un solo lugar y solo había sido en sueños que me habían reconfortado en mi infancia.
El frío viento ondeó mi cabello y todo de repente se sintió tan irreal. Porque allí estaba, observando miles de estrellas tan hermosas, tan juntas una de la otra que parecía una orquesta de luces titilando solo para mí.
Al bajar nuevamente la mirada, un niño me sonreía en medio de las flores, con el cabello tan negro como el mismo cielo y sus ojos tan iluminados como las estrellas.
