Nacido en un mundo sin esperanza para los omegas, Jungkook ha escapado toda su vida del cruel destino de morir. Sin saber que en su cuerpo carga con la marca de la Diosa Luna y su otra mitad, Kim Taehyung, es su enemigo.
● Géneros: Romance, Fantasí...
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"El tiempo continúa incluso cuando nosotros no".
Jimin
La noche había sido eterna.
Y ni siquiera esa eternidad había podido albergar toda nuestra pena.
No podía explicar lo que estaba sintiendo. Había una presión en mi pecho, como si alguien estuviera estrujando mi corazón, impidiéndome respirar adecuadamente y manteniendo una enorme tristeza que hacía mis ojos llorar.
Intenté dormir, pero entre la ansiedad por no haber visto a Yoongi desde que me enteré de la noticia y ese dolor tan fuerte que sentía, no lo había logrado. Cuando cerraba los ojos por unos segundos, dejándome llevar por el agotamiento, me despertaba ese extraño jalón en mi pecho y volvía a llorar nuevamente. Así que opté por mantenerme despierto; escuchando a lo lejos los aullidos de los lobos y viendo por los ventanales la tormenta de nieve que no se había detenido ni por un segundo desde que el hermano de Yoongi llegó a Corte Invierno con el cuerpo de Arsen en sus brazos.
No lo había visto, solo lo había oído de las sirvientas que el día de ayer, llegaron a mi habitación para contarme lo sucedido entre lágrimas que eran retenidas en vano para mantener su compostura. No me dijeron la razón de su muerte y aunque no había tenido la oportunidad de conocerlo, pude sentir en el ambiente; en la forma que hablaban de él, en el castillo e incluso en la naturaleza, todo ese amor que le tenían y eso hizo que me doliera aún más.
Desde ese entonces, no había salido de la habitación, relegado a quedarme encerrado por órdenes de Karsten, pero horas antes del alba decidí salir a hurtadillas, haciendo el mínimo ruido posible al cerrar la puerta de mi habitación.
De nuevo sentí como si algo me jalara el pecho e instintivamente miré ese pasillo que llevaba al cuarto del alto lord. Cerré mis ojos y di media vuelta, ignorando el llanto de mi lobo por no acatar nuestros deseos. Por más que quisiera verlo, este era un momento demasiado duro para que alguien como yo esté a su lado.
Además, la última vez que nos habíamos visto, no pudimos aclarar nada de lo ocurrido con la guerra y con mi corte. Así que no quería incomodarlo en un momento así.
Bajé las escaleras, viendo algunos sirvientes que caminaban silenciosamente de aquí para allá, removiendo todas las decoraciones que habían sido preparadas para el Solsticio de Invierno. Observaba en sus rostros que no habían parado ni un solo segundo de reordenar todo y estaban tan ensimismados en cada una de sus tareas, que no notaron cuando salí del palacio por una de las puertas laterales.
La tormenta de nieve seguía cayendo furiosamente y los copos de nieve se me pegaban al rostro, generando más frío de lo usual. Aunque eso no importaba mucho, el frío ayudaba a concentrarme en algo que no fuera ese torrente de emociones que me había mantenido toda la noche en vela.
