Trabajo Familiar?

Terminó ¿O no? [Part. 2]

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– ¡A-ah... ! – la mano del granate al fin dejo libre su miembro así dejandolo eyacular. Casi al mismo tiempo, sintió como el miembro dentro suyo fue saliendo lentamente.

Su respiración era errática, las piernas no las sentía y las manos no parecían querer dejar ir al cuerpo moreno arriba suyo. El profesor acomodó su cuerpo en cima suyo, apoyó su cabeza en el pecho contrario tratando de regular su respiración.

– Eso... eso estuvo bien.. – el granate posó sus manos en la espalda baja del francés y acarició la zona con cariño.

– Ni me lo digas.. – Ichiji levantó la cabeza para mirar los ojos rubíes. – ...gracias.

– ¿Por qué lo haces? No es como si fueras un prostituto.

– Es solo que... no sé, solo quería decírtelo. – se cruzó de brazos y dejó caer su cabeza. Una mano morena acaricio sus ahora sudados cabellos.

Ichiji cerró los ojos con calma, concentrándose en los latidos del corazón ajeno, como el pecho subía y bajaba pasivamente. Katakuri lo sostuvo suavemente y quitó su cuerpo de arriba suyo.

– ¿Qué pasó? – le preguntó confundido al granate, la figura completamente desnuda del mayor se alzó ante él. Parecía resplandecer.

– Voy a tomar agua, ¿quieres? – el pelirojo asintió y Katakuri salió de la habitación dispuesto a ir a la cocina.

En el trayecto todo estaba oscuro a su alrededor, el crepúsculo ya había pasado y la noche tomó protagonismo. Toda su casa estaba sumida en la penumbra y en un sepulcral silencio, llegando a la cocina, abrió el refigerador y sostuvo entre sus manos dos botellas con agua. Un pequeño espasmo le recorrió el cuerpo cuando la luz se prendió de manera abrupta, giró sobre sus talones enconrandose con la figura de su hermana.

– Oh, Yam, eres tú. – dejó las botellas en la mesa más calmado, casi le dió un micro infarto. La albina se apoyó en el mesón de la cocina viendolo con una seriedad absoluta en su rostro, Katakuri no entendía su actitud. – ¿Pasa algo?

– Kat... ¿Por qué no me avisaste que tendrías sexo con tu alumno?

La pregunta lo dejó frío, abrió bien los ojos y Yamato afincó su mirada sobre él, analizandolo, excavando dentro de su cabeza. Katakuri tragó algo de saliva, abrió una de las botellas y se tomó la mitad del contenido de un trago.

– Yo...

– Katakuri. – Yamato se inclinó hacia él, tan cerca como para sentir el aliento de su hermana cerca de su cara. – ¿Sabes? Yo no te voy a juzgar por ser o no gay, es el siglo XXI de todas formas, pero lo que si te digo es que esa extraña relación con tu estudiante. Está mal. Frente a otras personas o incluso yo, eso se ve muy mal. Si el chico fuera unos años menor te verías como un pederasta. No quiero eso para ti, Kata.

El silencio reinó entre ellos. Las palabras de Yamato retumbaron en sus oidos y la verdad no sabía que responder, ¿en serio estaba tan mal? Yamato volvió a tener la palabra.

– ...Ni mencionar lo que diría tu familia, estoy segura que Linlin te deshedera si se entera que andas con un chico, y después le siguen tus hermanos. No quiero pensar en los comentarios de Oven. – se masajeo el entrecejo de solo pensar en el trillizo del moreno, era una rata. Levantó la mirada para ver a su hermano, la mirada de Katakuri estaba vacía, ida.

– Te digo esto como consejo de hermana y porque no quiero que sucedan malos entendidos, por el bien de todos, cortalo de raíz. – posó la mano en el hombro desnudo del granate, dió un ligero apretón y tomó rumbo hacia su habitación, dejando al moreno con muchas dudas en la cabeza.