El sol ya había salido cuando Elizabeth y su grupo se prepararon para la aventura hacia las islas olvidadas. El día se presentaba claro y cálido, ideal para el viaje. Después de un desayuno rápido, empacaron sus cosas y aseguraron a los parasaurios, listas para partir hacia la nueva aventura.
El camino hacia la costa era accidentado, lleno de baches y obstáculos naturales que requerían atención constante. A medida que avanzaban, Elizabeth sentía la emoción mezclada con una pizca de nervios. Las islas estaban más cerca de lo que habían estado antes, y la idea de explorar lo desconocido la llenaba de entusiasmo.
--Recuerden, una vez lleguemos a la orilla, debemos buscar la mejor manera de cruzar-- les recordó Elizabeth mientras cabalgaban.
Finalmente, llegaron a un río que se extendía ante ellas, su corriente fuerte y rápida, reflejando la luz del sol. Era un obstáculo significativo, pero también una oportunidad para descubrir más sobre su entorno.
--¿Cómo vamos a cruzar esto?-- preguntó Sam, mirando el agua con preocupación.
--Podemos intentar nadar-- sugirió Elizabeth, consciente de que era una opción arriesgada, pero necesaria. --Si lo hacemos juntas, será más seguro.--
Las chicas asintieron, y después de un rápido reconocimiento del lugar, decidieron entrar al agua. La corriente era fuerte, pero su determinación las empujaba hacia adelante. Se movieron con precaución, ayudándose mutuamente mientras atravesaban el río.
A mitad de camino, Elizabeth se sintió atraída por un movimiento en el agua. Unas burbujas salieron a la superficie y, en un instante, una nutria salió a flote, nadando con gracia. Elizabeth se detuvo, maravillada por la criatura. Era un pequeño mamífero de pelaje marrón, que jugaba en la corriente, ajeno a las chicas que lo observaban.
--¡Miren eso!-- exclamó, señalando hacia la nutria.
--Es adorable-- dijo Lana, sonriendo mientras intentaba mantener el equilibrio en el agua. --Nunca había visto una tan de cerca.--
Elizabeth se sintió intrigada. A través de su conexión con la naturaleza, había aprendido a apreciar cada criatura en este nuevo mundo. Mientras la nutria nadaba cerca de ellas, la idea de observar su comportamiento se volvió irresistible.
--Voy a intentar acercarme-- dijo Elizabeth, moviéndose con cuidado. La nutria, curiosa, no pareció asustarse y continuó jugando en el agua.
Cuando llegó a la orilla, Elizabeth decidió que era el momento de explorar su comportamiento. Recordando su diario, comenzó a pensar en la posibilidad de documentar cómo se podía domesticar a la nutria. Mientras tanto, la criatura se deslizó cerca, jugando con un pequeño pez que había atrapado.
Aprovechando la situación, Elizabeth se agachó para observar más de cerca. En su mente, ya imaginaba cómo podría describir el proceso de domesticar a una nutria utilizando pescado como incentivo.
ESTÁS LEYENDO
Ecos del arca: Valguero
Science FictionElizabeth despierta en Valguero, un mundo artificial diseñado para preservar la vida después del colapso de la Tierra. Con un implante en su brazo, rodeada de una fauna prehistórica y tecnología avanzada, deberá descubrir los secretos del Arca mient...