El sol apenas comenzaba a asomarse en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos naranjas y rosas, cuando Matthew se acercó al grupo de Elizabeth. A pesar de la belleza de la mañana, una tensión palpable colgaba en el aire. Matthew tenía una expresión seria, y Elizabeth sintió un escalofrío recorrer su espalda. Sabía que este encuentro no sería sencillo.—Elizabeth—comenzó Matthew, su voz firme pero cortés—. He estado pensando en nuestra situación y creo que lo mejor sería formalizar una alianza entre nuestros grupos. Juntos, podríamos enfrentar cualquier peligro que se nos presente.
Elizabeth lo miró, escudriñando su rostro en busca de sinceridad. Matthew, con su pelo castaño y ojos cafés, tenía un cuerpo un poco musculoso, pero las cicatrices en su cara contaban historias de batallas pasadas. Sin embargo, lo que más le preocupaba a Elizabeth era su capacidad de liderazgo. No podía olvidar la forma en que sus amigos habían reaccionado en su primer encuentro.
—Matthew, aprecio tu oferta, pero...—Elizabeth titubeó, buscando las palabras adecuadas. —No puedo confiar en tu grupo. No parece que tengan el control necesario. En este momento, nuestras prioridades son diferentes.
Nina, que había estado escuchando en silencio, se unió a la conversación.
—Estoy de acuerdo con Elizabeth. No conocemos bien a su grupo. ¿Cómo sabemos que no nos traicionarán cuando estemos más vulnerables?—dijo, cruzando los brazos con determinación.
Matthew frunció el ceño, su expresión se endureció un poco. —No estoy pidiendo que me confíes ciegamente. Solo creo que una colaboración podría beneficiarnos a todos. En este lugar, la confianza es un lujo que no podemos permitirnos, pero trabajar juntos podría ser la única forma de sobrevivir.
Elizabeth sintió una punzada de duda. Las palabras de Matthew eran razonables, pero la experiencia le decía que debían ser cautelosas. Miró a su alrededor, viendo las caras preocupadas de sus amigas. La seguridad de su grupo era su prioridad.
—No podemos formar una alianza ahora—dijo finalmente, con voz firme. —Quizás en el futuro, si demostramos que podemos confiar el uno en el otro, pero por ahora, prefiero mantenernos separados.
Matthew asintió, aunque su mirada mostraba desilusión. —Lo entiendo. Pero recuerda que no siempre estaremos aquí para protegernos mutuamente.
Elizabeth sintió una mezcla de frustración y alivio al ver que Matthew se alejaba. A veces, tomar decisiones difíciles era lo que más pesaba en los hombros de un líder. Se dio cuenta de que necesitaba un momento para procesar lo sucedido.
—Voy a dar un paseo—anunció, sintiendo que el aire fresco podría ayudar a despejar su mente. Las chicas la miraron con preocupación, pero asintieron en silencio.
Se alejó un poco del campamento, buscando un lugar tranquilo donde pudiera escribir en su diario. La mañana era fresca y el sonido del río cercano era tranquilizador. Se sentó en un tronco caído y sacó su diario, sintiendo que escribir siempre le ayudaba a organizar sus pensamientos.
Abrió una página en blanco y comenzó a anotar lo que había descubierto desde que llegaron a Valguero. Sus aventuras, los nuevos seres que había encontrado, y las decisiones difíciles que había tenido que tomar. Al escribir, sentía que el peso de la responsabilidad se aligeraba, aunque solo fuera un poco.
Mientras escribía, su mirada se desvió hacia el suelo. Allí, notó un pequeño arbusto que le era familiar. Se acercó a examinarlo mejor. Las vallas eran de un color negro profundo, casi brillante, y su aspecto era tentador.
—¿Narco berries?—murmuró, recordando lo que había leído en el diario sobre ellas. Eran conocidas por tener propiedades misteriosas, a menudo utilizadas para crear pociones o como un recurso en la supervivencia.
ESTÁS LEYENDO
Ecos del arca: Valguero
Science FictionElizabeth despierta en Valguero, un mundo artificial diseñado para preservar la vida después del colapso de la Tierra. Con un implante en su brazo, rodeada de una fauna prehistórica y tecnología avanzada, deberá descubrir los secretos del Arca mient...