Acto VIII: Una mañana lluviosa

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Había un silencio abrumador mientras la brisa de la noche golpeaba mi cuerpo y a la vez me hacía sentir más somnoliento. Vincent y yo estábamos sentados juntos, observando la luna llena que iluminaba el jardín. Intentaba mantener cierta distancia, no quería estar tan cerca de él. Vincent no apartaba la mirada de la luna, parecía absorto, como si estuviera buscando algo.

Mis ojos empezaban a cerrarse y no pude evitar soltar un bostezo. Vincent lo notó enseguida.

- Creo que ya tardamos mucho, es hora de dormir.

Asentí con la cabeza, cubriendo otro bostezo que se me escapó. Me levanté despacio, siguiendo a Vincent hacia la cocina. Me aseguré de que la puerta estuviera bien cerrada y me acerqué a la jarra de agua que había dejado sobre el mesón. Necesitaba llevármela de vuelta a la habitación.

Vincent me esperaba afuera, y juntos subimos en silencio las escaleras hacia el segundo piso. Cuando llegamos frente a su puerta, me detuve y le di las buenas noches.

- Buenas noches - respondió Vincent. - Y discúlpame por haberte mantenido despierto.

Negué con una sonrisa, intentando quitarle importancia.

- No hay problema, en serio.

Vincent me miró un instante antes de cerrar su puerta. Continué hacia mi habitación, al entrar, dejé la jarra sobre la mesita de noche y me dejé caer en la cama. Cerré los ojos, agotado pero con una extraña sensación de tranquilidad.

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Ya en la mañana me levanté sintiéndome un poco cansado. Caminé hacia la ventana y al abrirla, me quedé callado al notar que el cielo estaba cubierto por nubes grises, como si en cualquier momento fuera a llover.

Mientras observaba el cielo, un destello de luz cruzó rápidamente, iluminando todo por un segundo. Instantes después, un fuerte estruendo se escucho, haciéndome saltar del susto y cubrirme los oídos. No pude evitar mirar hacia afuera otra vez, sintiendo que la lluvia estaba a punto de caer en cualquier momento.

Después de varios minutos bajé las escaleras y me dirigí a la cocina, notando que todo estaba oscuro y vacío. Encendí las luces, preguntándome qué habría pasado con Magdalena. Aun así, me detuve, llené la jarra de agua y la vertí en la cafetera, pensando en qué podría preparar para Vincent esta mañana.

Abrí el refrigerador, tenía varias opciones, pero lo primero que me vino a la mente fueron unos sándwiches. Quizás no era lo más elaborado, pero podrían ser de su agrado. Me dispuse a prepararlos, reuniendo los ingredientes en la mesa y comenzando a armar uno tras otro.

Después de un rato y ya haber terminado de preparar los sándwiches, Magdalena entra a la cocina bostezando y dándome los buenos días. Regreso el saludo y le pregunto con una sonrisa qué había pasado.

- Me quedé dormida - me dice.

- No pensé que sucedería algo así jeje

- Ni yo, pero bueno, son cosas que pasan tarde o temprano.

- Ya preparé café. Deberías tomar un poco - le sugiero, mientras ella asiente y se acerca a la cafetera.

Después de un momento, Magdalena dirije la vista hacia afuera y nota las nubes grises. Menciona que podría llover, ya que escuchó un estruendo.

Pienso lo mismo y me preocupo, recordando las semillas que planté ayer con Vincent. Tal vez no germinen con la tierra tan húmeda.

- Solo espero, que las semillas puedan germinar si empezará a llover.

Chance of routine (Furry/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora