Acto XIX: Somnoliento y algo más

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Golpeé la puerta de la habitación de Vincent, esperando que me respondiera de inmediato, pero no hubo respuesta. Me asomé a la cerradura, inseguro por un momento. Abrí la puerta y la habitación estaba completamente a oscuras.

Me acerqué a las ventanas y las abrí de par en par, dejando que la luz del sol iluminarán la habitación. Entonces dirigí la mirada hacia la cama y allí estaba. Vincent estaba allí, dormido en su cama, con una expresión tranquila en su rostro. Me quedé mirándolo por un momento, era algo adorable ver dormir a un lobo.

- Vincent - dije en voz baja, intentando despertarlo, pero no obtuve respuesta. Su respiración era suave y regular, como si estuviera en un sueño profundo.

Dirigí mi mirada hacia su escritorio, donde una multitud de documentos y papeles desordenados estaban apilados junto a su computadora. Varias tazas, probablemente de café, estaban esparcidas, así que supuse que había estado trabajando hasta tarde. No podía evitar sentir cierta preocupación por él, a veces, parecía que se perdía en su trabajo, olvidando cuidar de sí mismo.

Me acerqué y comencé a ordenar los papeles, tratando de hacer un poco de limpieza en medio del desorden.

Continué organizando los documentos en el escritorio cuando empecé a escuchar quejidos suaves. Miré hacia Vincent, quien comenzaba a levantarse lentamente de la cama.

- Buenos días - le dije, con una sonrisa.

- Me duele la cabeza - respondió él, frunciendo el ceño y pasándose una mano por el rostro.

- Eso fue por estar despierto hasta tarde y beber tanto café - comenté, recordando las tazas apiladas que había visto.

Vincent, aún con un gesto de incomodidad, me miró con sorpresa y resignación.

- ¿Cómo lo supiste? - preguntó, con una voz adolorida.

- La evidencia está sobre tu escritorio - le respondí, señalando las tazas.

Él se quejó, intentando levantarse sin salir de la cama. Mientras se movía, no pude evitar voltear a mirarlo. Para mi sorpresa, estaba sin camisa. Me sonrojé instantáneamente, sintiendo algo de vergüenza.

- ¿Por qué dormiste así? - pregunté, tratando de disimular mi incomodidad.

- Estaba tan cansado que no me dio tiempo a cambiarme - me respondió, con una expresión entre cansada.

Me quedé callado por un momento, pensando en su respuesta. Con algo de vergüenza pregunté, titubeando un poco.

- ¿Estás... desnudo?

Vincent, sin perder su mirada, miró debajo de la sábana y asintió con una expresión serena.

- Sí, lo confirma - dijo, mientras intentaba estirarse un poco en la cama.

Me quedé sin palabras, desconcertado y un poco apenado. Él, sin embargo, parecía divertirse con mi reacción. Llevó una vez más la mano a su cabeza, quejándose de nuevo por el dolor.

Suspiré, dejando de lado el momento incómodo.

- Voy a buscar agua y medicamentos para ese dolor de cabeza - le dije.

Él asintió y me agradeció. Salí de la habitación rápidamente, cerrando la puerta detrás de mí. Una vez afuera me avergoncé y me sonrojé, me preguntaba cómo habría sido si me hubiera quedado unos segundos más. Sin embargo, sabía que Vincent probablemente me habría considerado un entrometido.

Sacudí mi cabeza y bajé a la cocina, donde Magdalena preparaba el desayuno, con Iris ayudándole.

- ¿Que tienes, Saimón? - me preguntó Magdalena, mirándome de reojo mientras cocinaba.

Chance of routine (Furry/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora