Cuando el auto llegó, todos estaban ya listos en la entrada para recibir a María. Bajó con elegancia, quitándose los lentes de sol para observar a la multitud que la esperaba. Su expresión reflejaba una mezcla de sorpresa y ligera incomodidad. No era alguien que disfrutara del exceso de atención.
- ¿Qué está pasando? - preguntó, con leve sorpresa, mientras miraba las caras de sus familiares.
Los presentes, le dieron la bienvenida de manera sencilla. Pero María, fiel a su carácter, simplemente sonrió y levantó una mano.
- Gracias, pero esto no era necesario - comentó, restándole importancia al recibimiento que habían preparado para ella.
Vincent, entre la multitud, fue el primero en acercarse. De manera controlada, pronunció un "Bienvenida, tía María". Era evidente que para él todo esto también era un trámite innecesario. María agradeció el gesto, pero insistió de nuevo en que no hacía falta.
Mientras el conductor bajaba las maletas del maletero, la hija de María salió del auto, luciendo tan desconcertada como su madre.
- ¿Por qué está aquí toda la familia? - preguntó con curiosidad.
Vincent, casi sin energía para explicar todo lo sucedido, se limitó a decir.
- Es una larga historia, pero así terminó todo.
María, claramente cansada por el viaje, tomó su bolso y pidió que le dieran paso. Quería descansar, y la multitud en la puerta se apartó rápidamente, permitiéndole entrar a la mansión junto a su hija.
Al recorrer el vestíbulo, María no pudo evitar notar algunos cambios en la decoración y los muebles.
- Parece que has hecho algunas renovaciones - observó, con una leve sonrisa.
- Sí, unos cuantos ajustes - respondió Vincent, sin querer darle demasiada importancia.
Al acercarse a la gran mesa con los bocadillos, María no pudo resistir la tentación de probar uno. Su expresión cambió de inmediato, reflejando placer al degustar lo que había tomado.
- Esto está delicioso, ¿Quién los hizo?
Vincent, distraído, buscando con la mirada algo o a alguien que no estaba a la vista, contestó casi de inmediato.
- Son obra de mi personal.
- Elegiste muy bien a tus empleados - comentó María, complacida.
Pero Vincent no parecía prestarle demasiada atención. Su mirada seguía recorriendo el lugar, hasta que finalmente se dio cuenta de que quien buscaba no estaba presente. Mientras los demás se congregaban para seguir atendiendo a María, Vincent notaba una ausencia importante.
Al mismo tiempo, lejos del bullicio, me había retirado a mí habitación, en la planta alta de la mansión. Aquí, recostado en la cama, miraba el techo, No tenía ganas de volver abajo y a la vez escucha el ruido proveniente de allí. Pero la verdad era que no tenía ninguna intención de estar ahí abajo.
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----Nuevamente abajo, María, ya acomodada en una de las sillas, conversaba con algunos de los familiares que se acercaban a darle la bienvenida. Su hija, sentada a su lado, permanecía en silencio, observando las interacciones sin mucho interés. En medio de la charla, apareció Magdalena, con una bandeja en mano y acercándose con amabilidad
- ¿Le gustaría algo para refrescarse? - preguntó Magdalena mientras ofrecía una bebida a María.
María levantó la mirada, intrigada por la amable mujer.
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Chance of routine (Furry/Gay)
Teen FictionSaimón Gálvez, un joven chico cualquiera termina siendo el mayordomo de Vincent Leclerc Dupont un imponente lobo blanco el cual se había interesado en el, cuando volvió a casa por la muerte de su padre Título de la historia en español: (Cambio de r...