Estaba pelando y cortando las zanahorias con la ayuda de Iris. A un lado, Eloísa se ocupaba de rallar las zanahorias que ya había terminado de cortar. Teníamos un pequeño apartado en la cocina para hacer este tipo de trabajos, así que nos movíamos con bastante facilidad. Mientras tanto, Magdalena, María y Charlotte estaban sentadas en la mesa, disfrutando de su café y galletas. De vez en cuando, notaba cómo nos echaban un ojo, aunque la mayor parte del tiempo estaban charlando tranquilamente.
Una vez terminé de cortar todas las zanahorias, fui al refrigerador y saqué un poco de leche y tres huevos. Busqué un recipiente y empecé a preparar la mezcla, vertí la harina, la mantequilla que había derretido hace unos minutos, los tres huevos y un poco de agua. Empecé a mezclar todo bien, moviendo con cuidado para que quedara uniforme. Iris, que me observaba con ansias, me hacía reír un poco con sus comentarios.
Después de mezclar bien, dejé esa masa a un lado y busqué otro recipiente. Esta vez vertí la leche, levadura, azúcar y un poco de esencia de vainilla. Lo mezclé todo y lo agregué a la masa que tenía apartada. Con fuerza, empecé a revolver para asegurarme de que todo se integrara correctamente.
- La masa se ve un poco aguada - comentó Iris, inclinándose sobre la mesa para observar.
- No te preocupes - le respondí con una sonrisa. - Todavía faltan las zanahorias.
Eloísa terminó de rallar las zanahorias y me pasó el recipiente. Agradeciéndole, comencé a añadir las zanahorias poco a poco a la mezcla, mientras seguía revolviendo. Poco a poco, la masa empezó a cambiar de consistencia. Después de un rato, tenía una textura bastante agradable, esponjosa y lista para reposar.
Busqué una franela limpia y tapé la masa, dejándola descansar durante unos veinte minutos.
- ¿Por qué tenemos que esperar tanto? - preguntó Iris, visiblemente frustrada.
- Es para que la masa crezca y quede más esponjosa - le expliqué, tratando de no reírme de su impaciencia.
- Eso es lo que dice siempre - escuché la risa de Magdalena desde la mesa. - Nunca tiene paciencia para nada.
Me reí un poco, pero me concentré en preparar lo siguiente. Mientras la masa ganaba tamaño, busqué en los cajones de abajo y encontré un molde para pasteles. Pregunté a Magdalena si había papel especial para los moldes, y me señaló los cajones de arriba. En cuanto lo encontré, forré el molde con cuidado, asegurándome de engrasar bien los bordes con mantequilla para evitar que la masa se pegara.
Iris se asomó de nuevo, impaciente.
- ¿Ya está lista la masa?
- Todavía no, falta un poco más de tiempo - le respondí con calma.
Al final, Iris solo suspiró, resignada. Sabía que no tenía otra opción más que esperar.
Empecé a organizar y limpiar todo lo que había utilizado en la preparación. Eloísa, se apresuró a ayudarme. Mientras tanto, Iris se había unido a la mesa junto a Magdalena, María y Charlotte, todas charlando animadamente.
Cuando ya habíamos dejado todo en orden, Magdalena comentó desde la mesa.
- Creo que ya han pasado los veinte minutos.
Asentí con una sonrisa y me acerqué al recipiente con la masa. Al quitar la franela, vi que la mezcla había crecido, doblando su tamaño como lo esperaba. Tomé una cuchara grande para empezar a verter la masa sobre el molde que había preparado previamente. Poco a poco, fui llenando el molde, asegurándome de que no quedara ningún espacio vacío. Una vez todo estuvo dentro, empecé a nivelar la superficie con cuidado, dejando la masa lo más pareja posible.

ESTÁS LEYENDO
Chance of routine (Furry/Gay)
Fiksi RemajaSaimón Gálvez, un joven chico cualquiera termina siendo el mayordomo de Vincent Leclerc Dupont un imponente lobo blanco el cual se había interesado en el, cuando volvió a casa por la muerte de su padre Título de la historia en español: (Cambio de r...