CAPITULO 5

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SEOKJIN

Jin salió de su habitación con los pies descalzos, frotándose los ojos contra la molesta luz matutina. Por lo general, cuando se despertaba, le gustaba quedarse en la cama, tal vez mirar el teléfono o leer un rato, pero esta mañana tenía un invitado especial.

Bueno, cruzó los dedos para que siguiera teniéndolo.

Prestó atención a las señales de su vampiro, avanzó por el pasillo y se dirigió a la cocina cuando no lo vio en la sala de estar.

Ahí estás.

Jin no pudo contener la sonrisa. Allí estaba, en todo su esplendor, mirando por la ventana de la cocina hacia la calle. O, al menos, Jin supuso que estaba mirando. Solo podía ver la parte trasera de su oscura cabeza, pero la postura de los hombros de Kook era definitivamente... tensa.

—Buenos días, monstruo.

Si Jin había esperado sobresaltarlo, no tuvo tanta suerte. Kook ni siquiera se inmutó ante sus palabras.

—Buenos días, humano —Mierda, a Jin le gustaba mucho esa voz. Profunda y áspera, ¿y con ese toquecito de acento francés cuando se excitaba?

Absolutamente matadora.

Jin se dirigió a la cafetera, enjuagó las sobras de ayer y preparó una cafetera nueva. Miró al vampiro, que seguía mirando por la ventana, mientras el rico olor a café llenaba la cocina. —Qué caballero has sido, durmiendo en el sofá toda la noche.

Kook se apartó de la ventana. Clavó sus ojos negros en Jin, y a Jin se le revolvió el estómago ante tanta atención. Quería tener siempre esos ojos sobre él.

—No dormí —gruñó Kook. Ohh, su voz era extra sexy cuando estaba malhumorado—. Y tú tenías tus labios alrededor de mi polla hace menos de doce horas, así que no sé yo lo de "caballero".

Jin sonrió. Tan susceptible. —Sí, eso estuvo caliente. ¿Quieres hacerlo otra vez?

Los músculos de Kook se pusieron aún más rígidos, si eso era posible. Qué divertido. Aunque a Jin le preocupaba un poco que se fuera a torcer algo, tensándose así.

Jin sabía que estaba jugando con fuego, provocando a esa criatura sobrenatural a la que una vez había visto prácticamente arrancarle la yugular a alguien en una visión. Pero era tan... tentador. Tanto poder y violencia bajo la superficie. Jin estaba deseando verlo explotar.

Posiblemente como se había sentido con las ásperas manos de Kook guiando su cabeza la noche anterior. Su cuidadosa contención rompiéndose, todo por la boca de Jin en su polla.

Jin se estremeció al recordarlo.

Le habría encantado continuar con sus juegos sensuales toda la noche, pero Kook se había negado a pasar la noche en su habitación, por mucho que Jin hubiera hecho pucheros. Está bien, Jin no había hecho pucheros. Pero le había puesto grandes ojitos de cachorrito. Pero nada.

Pero el vampiro tampoco se había ido. Eso tenía que contar para algo, ¿no?

Jin se sirvió una taza de café, ignorando la mirada fija de Kook, sin preocuparse por la leche. Necesitaba el sabor fuerte y amargo de esta mañana. Tenía la sensación de que necesitaba estar alerta.

Qué divertido.

—¿Le has dado un susto de muerte a Monique merodeando por aquí? —preguntó, dando un sorbo a su café.

Kook se encogió de hombros. —Tu compañera de piso nunca vino a la casa.

—Oh, carajo, la chica debe haber tenido suerte —Jin usó su mano libre para sacar su teléfono y enviarle un mensaje rápido, sólo para asegurarse de que había pasado la noche en casa de Alice y no en algún lugar más siniestro. Aunque, se imaginó que hubiera tenido una visión si algo estuviera realmente mal.

Mi Flor del DesiertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora