CAPITULO 19

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JUNGKOOK

Jungkook no estaba seguro de por qué durante la división de grupos, terminó con los idiotas odiosos. Estaba seguro de que tenía algo que ver con la falta de confianza que tenían en él. Mantén a tus enemigos cerca y todo eso. O tal vez sintieron la tensión y no confiaban en que él y Yoongi no llegarían a las manos en cuanto se les dejara juntos.

De cualquier manera, ahora estaba estudiando una casita sorprendentemente decrépita en el mismo vecindario en donde tuvo que abortar su ataque al humano anciano asesino. Arrugó la nariz ante la pintura ocre descascarillada y el columpio en el porche con un cojín andrajoso y polvoriento. Los gemelos no lo habían invitado a pasar con ellos, por lo que no tenía idea, pero tal vez el interior era sorprendentemente moderno y prístino. Aunque, Jungkook de alguna manera lo dudaba.

Estaba de pie sobre un piso de madera, del que estaba en un noventa por ciento seguro que sufría de una infestación de nefasta, y tenía una nefasta mancha oscura en el centro, justo enfrente de la puerta principal. —Así que dejaron caer el cuerpo en el porche delantero, en sentido literal, ¿verdad?

Fox y Dane estaban sentados juntos en el columpio del porche, tumbados en posiciones idénticas uno al lado del otro, igual que un par de fornidos sujeta libros color jengibre.

—Por supuesto que sí. Tenemos suerte de que ninguno de nuestros vecinos lo haya visto.

—¿Cuándo vinieran a pedir una taza de azúcar, tal vez?

—Podría pasar —Dijo Dane—. La viejita al otro lado de la calle nos ama.

Fox bufó. —Estoy bastante seguro de que tiene un fetiche con los gemelos —Gritó cuando su hermano le dio un golpe en el pecho.

Jungkook decidió ignorar tanto ese pequeño detalle inquietante como el juego brusco entre ambos.

—¿Están seguros de que esto no es un tema de venganza? —Preguntó, agachándose para olfatear la mancha de sangre. Tenía un matiz extraño, como a un elemento podrido que no le sentaba nada bien al monstruo de Jungkook—. ¿Otro vampiro tratando de causarles problemas o tal vez sacarlos de la ciudad? —Jungkook no compartió el hecho de que estaba muy familiarizado con esa táctica, ya que era la misma forma con la que había estado jugando con Yoongi durante décadas: drenar a sus víctimas, dejarlas en el camino de Yoongi y obligarlo a abandonar cualquier vivienda temporal en la que se hubiese establecido.

Jungkook sonrió un poco al pensar en ello. Sabía que debería sentirse mal por ello, pero había sido una manera terriblemente divertida de pasar el tiempo.

Oh, bueno. Ahora tenía a Jin y no necesitaba jugar a esos pequeños y tontos juegos, ni siquiera si pondrían a Yoongi tan deliciosamente furioso.

Con excepción de que ahora mismo estaba siendo forzado a jugar al gato y al ratón, por supuesto. Habría sido fantástico que los gemelos hubiesen estado dispuestos a subirse los pantalones de niños grandes para darle caza al vampiro rebelde por su cuenta, pero parecían decididos a contar con la ayuda involuntaria de Jungkook. Podría decirles que se fueran a la mierda por toda la eternidad y tratar de luchar hasta salir de ahí, pero eso mismo tenía sus propios riesgos. Una tregua parecía un mal necesario que le traería un poco de paz a todos.

Y por primera vez en mucho, mucho tiempo, Jungkook quería esa paz. Quería el tiempo y el espacio para enfocarse solo en su pareja, para introducirlo en el redil de los vampiros de una forma que no resultara en una experiencia terriblemente traumática para su humano brillante y juguetón.

El amor incondicional no existe.

Jungkook reflexionó sobre las palabras de Jin mientras daba vueltas por la casa, tratando de detectar cualquier olor que no perteneciera a ese lugar. No estaba del todo seguro de si eso era verdad. Tal vez Jin tendría sus límites en cuanto al amor, (tal como debería ser siendo un humano con conexiones y amor y otras cosas que valían la pena mantener en su vida) pero no había nada en este mundo que Jin pudiera hacer para detener la adoración que Jungkook sentía por él.

Mi Flor del DesiertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora