Capítulo catorce.

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Corrí por las grandes avenidas rumbo a la parada del autobús que me llevaba directo a casa de Kellin. Estuvieron a punto de atropellarme dos veces mientras corría como una verdadera suicida.

Nada me importaba. Necesitaba llegar.

Mi celular sonó nuevamente y respondí casi al primer timbrazo.

—¿Kailey? —dije sin siquiera ver el identificador.

—Estamos en la ambulancia rumbo al hospital Wellington. —me dijo con la voz entrecortada.

—Voy para allá. —dije sin más. Colgué el teléfono con fuerza mientras metía mis dedos a mi boca para silbar hacia a un taxi que acababa de pasar. El auto frenó en seco y yo corrí hacia él. Me metí en la parte de atrás y le di indicaciones.

Cuando llegué al hospital, corrí hasta la entrada de urgencias y pude ver a Keiley.

Sus ojos estaban manchados de maquillaje corrido por las lágrimas. Lloraba desconsoladamente. Me acerqué a ella y puse mi mano en su hombro.

Pegó un bote al darse cuenta de que yo estaba ahí y se levantó echándose en mis brazos.

—Estaba tan asustada —sollozó contra mi hombro.

Yo no podía hablar. Yo también estaba aterrada. El corazón me latía a mil por hora, tenía un nudo increíblemente grande en mi garganta, las lágrimas me escocían los ojos, temblaba de pies a cabeza y sentía que iba a vomitar en cualquier segundo de la ansiedad que sentía.

—Mamá ya viene en camino —dijo separándose de mí para verme la cara. Su expresión pasó a ser cargada de horror. -—, ¡Dios mío!, ¿_______, estás bien?

Las lágrimas comenzaron a salir de mi rostro. Las sequé rápidamente pero Kailey me abrazó con fuerza contra su pecho.

—¡Oh, lamento tanto haberte asustado!—dijo con voz arrepentida.

Me sequé los ojos con las mangas de mi jersey e intenté lucir valiente.

—Familiares de Kellin Quinn Bostwick—dijo la voz de una mujer detrás de nosotras.

Me giré sobre mis talones y caminé rápidamente hacia ella.

Lucía relativamente joven. Su cabello entrecano estaba atado en un moño apretado y usaba anteojos.

—¿Parentesco? —dijo con severidad.

—Soy su hermana —musitó Kailey.

La mujer se aclaró la garganta.

—No sucedió nada grave. Tuvo una contusión, está en observación en éste momento pero está consciente. Se fracturó una muñeca, pero es todo. Podrán pasar a verlo en unos minutos más. Está en la habitación doscientos seis de éste piso. —nos dijo la mujer con una sonrisa tranquilizadora.

Sus palabras fueron un bálsamo para mis oídos.

Mi corazón disminuyó su ritmo y sentí todo mi cuerpo destensarse por completo.

Me llevé una mano al pecho intentando respirar con normalidad pero era casi imposible. Comencé a inhalar aire con fuerza pero el aire no llegaba a mis pulmones.

"¡No otra vez!" pensé mientras comenzaba a ver borroso al no recibir oxígeno en el cerebro. Me hinqué en el suelo de la sala intentando respirar.

Estaba teniendo un ataque de asma.

Though I Can't See You (Kellin Quinn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora