Capítulo cuarenta y seis.

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  —¿Por qué... —me aclaré la garganta —, por qué nunca hablas sobre tu padre?

El cuerpo de Kellin se tensó y tragó saliva ruidosamente. La ira se filtraba por sus ojos verdes y todo mi cuerpo se tensó a la espera.

Sus labios se fruncieron en una línea molesta y me mordí el labio inferior intentando reprimir mis ganas de disculparme por preguntar.

—Mi papá es un hijo de puta —soltó de pronto.

El desdén en su voz me erizó los vellos de la nuca. Jamás lo había escuchado tan molesto.

—¿P-Por qué dices eso? —susurré con miedo.

Él cerró los ojos como si tratara de ahuyentar recuerdos desagradables y suspiró. 

—Mi papá le fue infiel a mi mamá. Por eso se divorciaron. Porque lo descubrió. No tuvo respeto por el amor que le tenía mi madre. No tuvo respeto por él mismo ni por nosotros. No soporto verlo. Destrozó a mi madre y nosotros tuvimos que recoger sus pedazos. No quiero volver a ver a mi madre de esa forma. Ella..., ella estaba mal. Muy mal. —dijo. La impotencia de su voz me hizo sentir un nudo en el pecho.

Sin decir más, planté un beso en sus labios y él me correspondió casi de inmediato. Sus brazos se apretaron a mí alrededor mientras comenzaba a caminar hacia atrás, mi espalda chocó contra la puerta del baño de su habitación y él abrió la puerta introduciéndonos dentro. 

Una vez ahí, una a una nuestras prendas fueron deshechas de nuestros cuerpos y entramos a la ducha.

No hubo absolutamente nada sexual al estar en la ducha con él. El agua caliente caía sobre mi espalda y Kellin limpiaba meticulosamente la piel de mi espalda con un poco de gel de baño. Yo hice lo mismo por él. 

Su piel estaba cubierta de pequeños lunares y eso me pareció adorable. Mis labios se posaron en su piel húmeda y soltó un gemido ahogado ante la caricia de mi beso. Se giró para estar de cara a mí, y cerró los ojos mientras sus manos recorrían mi rostro.

—Daría lo que fuera por poder mirarte a los ojos cuando te digo que te amo —susurró.

Una punzada dentro de mi pecho se formó y el nudo de mi garganta se potenció.

—No es necesario que puedas verme para que sienta el amor que me tienes. Te amo y espero que tú también lo sientas —susurré dulcemente apartando el cabello mojado de su frente.

Sus labios marcaron una estela de besos por mi cuello hasta llegar a mi clavícula.

—Eres mi vida entera, ¿Lo sabes, cierto? —dijo contra mi piel húmeda.

Un estremecimiento me llenó el cuerpo y sonreí. —Haría cualquier cosa por ti —susurré.

Comenzó a desperdigar besos por mi cuello, hombros y cara hasta que el agua comenzó a ponerse tibia. Entonces, salimos de la regadera.

Secó mi espalda cuidadosamente con una toalla mullida y yo hice lo mismo por él. Cuando entramos a la habitación, Kellin besó mis labios intensamente. Yo dejé caer la toalla que envolvía mi desnudez y él soltó un sonido mitad gemido, mitad gruñido que me desarmó por completo. 

Sus manos ahuecaron mis pechos con descaro mientras mi cuerpo se iba pegando al suyo con fuerza.

—¡Llegué! —la voz de Mary me hizo separarme de Kellin de golpe.

—¡Maldita sea! —masculló Kellin.

Una risa boba salió de mis labios mientras me apresuraba al baño para vestirme.

Pude ver el rubor de mis mejillas pero intenté ignorarlo. Me vestí a toda velocidad y cuando salí, pude ver a Kellin completamente vestido.

No podía creer que aquel chico increíblemente terco, testarudo y de carácter insoportable, se convertiría en el amor de mi vida. Podía recordarlo a la perfección recostado en su cama con el ceño fruncido y los puños apretados del coraje. 

La seguridad en sus ojos a pesar de no poder ver, su mandíbula apretada..., si alguien me hubiera dicho que me iba a enamorar de ésta forma de él, no lo habría creído.

—¿_______? —susurró él.

Yo di un paso hacia él sin apartar mi vista de su rostro. 

Quería que él viera. Así eso cambiara su forma de verme, de sentirse acerca de mi, no podía dejar de imaginar sus ojos mirándome.

—Deberías intentar la operación —susurré.

La mirada de Kellin se tensó. —No tenemos el dinero para intentarlo.

—Tu papá sí. Kailey me lo dijo —dije en voz baja.

Sus ojos se cerraron con fuerza. —¿Significa tanto para ti? —dijo con la voz enronquecida.

—Significa mucho para ti. Lo sé. Lo noto —acaricié su cabello húmedo y sonreí —. Quiero verte feliz y ver era lo que querías desde hace mucho tiempo. No tienes nada que perder; si no logras recuperar la vista, no pasa nada. Pero no te quedaste con las ganas de intentarlo.

Deslicé mi mano por su mejilla y él giró su cabeza para besar mi palma. El gesto me robó el aliento.

—Está bien —susurró. —. Voy a hacerlo. Me operaré.

El corazón me dio un vuelco dentro del pecho y una sonrisa radiante surcó mi rostro. Me abrazó con fuerza mientras nuestros labios se unían en un beso urgente. Mis pies dejaron el suelo mientras Kellin me cargaba un par de centímetros. Solté un grito ahogado dentro de su boca y él rió contra la mía. Sus dientes se apoderaron de mi labio inferior y mordió con fuerza diciendo —Di que me amas.

—¡Te amo! —dije gimiendo con dolor, y entonces, su lengua se deslizó por mi piel lastimada.

El escalofrío fue delicioso y me bajó al suelo con cuidado.

—¿Quieres que te lleve a casa? —preguntó con la voz enronquecida mientras me depositaba en el suelo.

—Se supone que me quedé con Hannah, ¿Recuerdas? —dije.

Hizo una mueca de desagrado mientras decía —No quiero que vayas a casa vestida toda sexy.

—Kellin, soy todo menos sexy —dije riendo.

—¡Oh, no!, ¡No tienes idea de lo sexy que eres! —dijo con una sonrisa maliciosa en los labios que me hizo perder el aliento un poco.

—¿De verdad vas a hacerlo? —mascullé.

—¿Qué?, ¿Operarme? —preguntó.

—sí, ¿Lo harás? —mi corazón se aceleró ante la idea de Kellin recostado en una cama mientras le abrían el cerebro para operarlo.

Una sonrisa llena de seguridad surcó su rostro. —¿Estarás ahí conmigo?

—Siempre —prometí.

—Entonces lo haré.

El miedo dentro de mi pecho se extendió y al mismo tiempo una emoción indescriptible me invadió. 

Kellin iba a hacer algo para recuperar la vista.

Though I Can't See You (Kellin Quinn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora