Me tomé mi tiempo para ducharme.
Al salir, pasé casi veinte minutos frente al ropero decidiendo que iba a ponerme."¿Desde cuándo me importaba tanto la manera en la que lucía?"
Sacudí la cabeza desechando el pensamiento y me concentré en el vestido verde menta que tenía frente a mí.
Me enfundé en él y luego me miré en el espejo. Era corto y dejaba ver lo único que me gustaba de mi cuerpo: mis piernas. Era holgado y suave. Me gustaba la manera en la que disimulaba los kilos que tenía de más.
Nunca había sido una chica muy delgada, tampoco era muy ancha, pero mis curvas eran muy marcadas. Era muy diferente al tipo de cuerpos que se estereotipaban como "Perfectos", pero no me sentía mal con mi aspecto.
Me puse unas balerinas en color beige y alisé mi cabello a la perfección. Me di cuenta de que mi flequillo necesitaba un corte ya que me llegaba abajo de la nariz, así que decidí prenderlo hacia a un lado con un pasador.
Me maquillé un poco más de lo normal poniéndome un poco de delineador sobre la línea de las pestañas y un color de labios rosa pálido que combinaba perfecto con el color de mi piel.
Rocié un poco de perfume sobre mi y me miré.
No lucía tan mal como pensé que luciría y sonreí.
—¡_______!—Gritó mi madre desde la planta baja de la casa—, Hannah está aquí.
—¡Ya voy! —grité tomando mi bolso y metiendo dentro mi cartera, mis llaves y la barra de lápiz labial rosa.
Bajé las escaleras y besé a mi madre.
—¿Qué te pusiste? —preguntó ansiosa.
Sonreí y dije —Mi vestido verde menta con las balerinas que compramos en el centro comercial.
—¡Debes verte preciosa! —dijo acariciando mi mejilla. Sonreí con aprehensión y volví a besar la mejilla de mi madre.
—Dile a papá que vuelvo temprano y que debe dejar de trabajar tanto— dije.
—Yo le diré, princesa. Diviértete que Mary y yo vamos a charlar mucho ésta noche. —dijo mi madre.
Se habían puesto de acuerdo para reunirse en casa de ella para charlar mientras Kellin y yo salíamos con mis amigos.
Al llegar al lugar, lo único que hacía era buscar el auto de Mary.
—¿Estás bien? —preguntó Hannah cuando vio que no me movía de donde estaba.
—S-Si. Invité a Kellin, pero no ha llegado —dije buscando entre la gente.
Hannah sonrió diciendo con los ojos entornados. —Tranquila. Vendrá.
Me sonrojé por completo. Debía lucir desesperada para que Hannah me mirara de aquella manera así que me obligué a mi misma a no buscarlo entre la gente cada cinco minutos.
Una figura alta se impuso entre la gente.
Vestía unos vaqueros negros, una camisa blanca y una chaqueta de piel. Su cabello castaño obscuro se alborotaba en las puntas. Su piel resplandecía a la luz de las farolas de la calle y sus ojos color verde lucían cálidos a pesar de estar fijos en la nada.
El corazón me dio un vuelco. ¿Acaso siempre tenía que lucir tan encantador?
Caminé hasta él y él sonrió. De nuevo ahí estaba aquella sonrisa encantadora en sus labios. Aquella que me robaba el aliento.—Hola —dijo con su hermosa y tierna voz aguda.
Sonreí y dije —¿Cómo supiste que era yo?
Él rodó los ojos al aire y dijo —Podría reconocer tu aroma en cualquier parte.
Sonreí radiante antes de bromear —Voy a cambiar de perfume a ver si así dejas de reconocerme en todos lados.
Él rió y posó su mano en mi hombro como siempre que caminábamos juntos en un lugar nuevo.
Aferraba mi hombro con su mano izquierda y con la derecha aferraba el bastón blanco.
Llegamos a la mesa donde se encontraban todos y todos me miraron estupefactos. Nadie esperaba que Kellin fuera invidente. Lo único que les había dicho era que iría un amigo. Sin embargo, actué como si nada sucediera.
—Chicos, él es Kellin Quinn. —dije con naturalidad.
Él asintió levemente en su dirección a manera de saludo y yo continué —Kellin, bueno..., Ellos son todos.
La risa de mis amigos se extendió por mi comentario bobo y nos sentamos en la mesa.
La noche comenzó perfecta, mis amigos trataban a Kellin como a cualquier otra persona y pude ver que la tensión en su rostro disminuía conforme pasaban los minutos.
Una figura se posó detrás de Kellin y yo haciendo sombra sobre nuestras cabezas. Hannah se levantó de golpe y chilló.— ¡Oliver!, ¡Llegaste!
El corazón me dio un vuelco mientras Kellin se tensaba a mi lado.
No había tomado en cuenta que Hannah quizás podría invitar a Oliver, y que, quizás, Kellin no querría revivir el pasado del que había huido durante tanto tiempo.
—¿K-Kellin? —dijo la voz ronca detrás de nosotros y apreté los ojos con fuerza al ver los puños de Kellin cerrarse con mucha fuerza haciendo que sus nudillos se pusieran blancos.
Mierda... Esto no podía salir nada bien.
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Though I Can't See You (Kellin Quinn)
FanficThough I Can't See You. Derechos a su autora original Sam León, sólo me encargare de adaptarla y subirla. Gracias por leer.