Capítulo ocho.

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—¿De verdad, Quinn?—refunfuñé sentándome sobre su cama con los brazos cruzados.

Habían pasado ya casi tres semanas desde aquella tarde en la que había ido a buscarme a mi casa y habíamos arreglado las cosas.

Continuaba yendo a su casa por las tardes para ayudarle. Antes, lo único que hacíamos era practicar, practicar y practicar... Ahora, pasábamos gran parte del tiempo charlando de cosas sin importancia, bromeando, e incluso, peleando en ocasiones.

Aquella tarde habíamos terminado de ordenar su ropa por colores en las repisas. Así sería más sencillo para él elegir su ropa y vestirse solo. Sabía dónde estaban sus playeras y cuál era el orden de los colores en el que estaban acomodadas; sabía donde se encontraban sus vaqueros y los estilos.

Me daba mucho gusto verlo más animado y menos irritable.

Era insoportablemente infantil, se la pasaba jugándome bromas en doble sentido, molestándome, haciéndome enojar y ruborizarme. Era, sin duda, insoportablemente encantador. Juguetón, coqueto, simple, bromista, y tenía un carácter del demonio, pero había algo en él que lo hacía la persona más agradable con la que había tratado en mucho tiempo.

—¿Qué?, sólo digo..., no puede haber amor sin atracción. —añadió recostándose apoyando la cabeza en la muñeca muy al estilo "Cleopatra".

—¡Claro que existe el amor sin atracción física!, que a ti nunca te haya pasado, es otro asunto. —argumenté.

—¿A ti te ha pasado? —inquirió alzando las cejas con superioridad.

Yo me ruboricé por completo. Por supuesto que no me había pasado. En realidad, mi experiencia en el amor era casi nula. Había tenido una lastimera relación en secundaria que no había pasado del mes, y un noviazgo de seis meses con un chico en la preparatoria.

—¡Sí! —mentí.

Kellin se soltó a reír a carcajada abierta mientras se revolcaba en el colchón de su cama.

—¡No te rías! —dije golpeándole la cara con la almohada.

Él se sentó de golpe y preguntó.— ¿Qué se siente besar a una persona que no te gusta físicamente?.

—Cierra la boca, Kellin —mascullé agradeciendo que no podía ver el rubor de mis mejillas y entonces, se me ocurrió algo. —¿Qué pasaría si conocieras ahora mismo a una persona que te gustara emocionalmente?, imagina que es..., la mujer de tus sueños, sentimentalmente hablando, claro... ¿Cómo sabrías que te atrae físicamente si no puedes verla?

Kellin entornó los ojos sin mirar a ningún lado. —El cuerpo es muy sabio. No sentiría atracción emocional por ella si no hubiera algo que me gustara de su físico, ya sea su aroma, su voz, la suavidad de su cabello ó de su piel.

—Eres imposible!— bufé rodando los ojos al cielo.

—¡Bien, bien!, ¡Lo admito!, ¡Existe el amor sin atracción física!, ¿Contenta?—soltó alzando las manos como si lo estuviera amenazando con una pistola.

Sonreí triunfal mientras me ponía de pie.

—Me voy. —anuncié.

¿Había sido mi imaginación o Kellin acababa de hacer una mueca de disgusto?

Frunció el ceño. —¿Tan pronto?—preguntó.

—Saldré con unos compañeros de la universidad a un café— dije sonriendo.— ¿Quieres venir?
Una mueca de inseguridad y negó con la cabeza. —Gracias, pero no.

— ¿Por qué no? —dije. La decepción se filtró en el tono de mi voz.

—Sólo...—dijo encogiéndose de hombros. —, no.

Me senté sobre la cama nuevamente y supliqué —¡Por favor, vamos!, ¡Será divertido!

—No, _______. No quiero salir. No quiero que la gente me vea así —dijo. De pronto lucía tenso.

El corazón se me estrujó en el pecho y murmuré —Me encantaría que fueras conmigo.

Él alzó la vista sorprendido y pude ver la duda en su mirada vacía.

—Por favor...— supliqué.

Él negó con la cabeza con expresión dudosa y suspiró. —No... —dijo. Pude sentir la inseguridad en su voz y me aferré a ella.

—Kellin, sólo hoy..., Si no te sientes cómodo, está bien. No volveré a invitarte si así sucede.

Se mordió el labio y, tras unos segundos, dijo.— Está bien.

Sonreí radiante y, sin siquiera pensarlo, fundí mis labios en su mejilla con un beso de agradecimiento.

Cuando me di cuenta de lo que acababa de hacer me separé al instante y el silencio se extendió entre nosotros.

El corazón me latía a una velocidad que no podía ser humana. Mi pecho subía y bajaba con mi respiración agitada y nerviosa mientras que él parecía querer decir algo.

—T-Te veo en la noche —tartamudeé.

Kellin asintió lentamente y dijo —¿Dónde será?

Golpeé mi cabeza con la palma de mi mano al recordar que no le había dicho el lugar.

—Se llama 'Rendez Vous'. Está por el centro. Allá estaremos a las ocho.—musité.

Él asintió lentamente y sonrió diciendo—Allá estaré.

Sin decir una palabra más, salí precipitadamente de la habitación.

El corazón me golpeaba el pecho con tanta fuerza que podía sentir como dolían mis costillas. Mis manos temblaban de una forma desconocida y mis pensamientos se centraban en mis labios sobre la mejilla cálida de Kellin.

Me obligué a mi misma a olvidar el incidente y despedirme de Mary con naturalidad.

Ni siquiera la música estruendosa de mi reproductor fue capaz de calmar los pensamientos que me asaltaban. Aquellos en los cuales mis labios se fundían en la mejilla de él.

Por primera vez, dudé de mi capacidad de estar a su alrededor sin sentir que el mundo se me venía encima.

Ésa noche sería un verdadero suplicio...

Though I Can't See You (Kellin Quinn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora