CAPÍTULO IX

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CAPÍTULO IX:  "Golpear las bludgers: un estudio sobre estrategias defensivas en el Quidditch", el libro sagrado de James Potter
"¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?"




Miércoles 17 de Septiembre, 1975

    Las clases con el profesor Flitwick habían sido eternamente irritantes, y Daphne comenzaba a sentirse como ella misma de nuevo. Eso era, su entero e irrevocable ser irascible. James había estado toda la clase detrás suyo murmurando con Sirius acerca de Daphne y Nikolaj. Al entrar al Aula 2E, James se había apresurado a sostenerle la puerta a Sirius con una exagerada reverencia. Sirius había pasado a su lado riendo en tres tonos más agudos que su voz usual, mientras del otro lado de la clase, ella los observaba con su expresión más mortífera que tenía reservada tan sólo para ellos dos.

    Luego de que James le había preguntado acerca de Regulus Black, Daphne había apresurado su paso y escabullido en un grupo grande de estudiantes, y James le había permitido escaparse. No había manera que ella realmente fuera más ágil y rápida que él, lo que le dejaba saber que de alguna manera, James estaba no uno, sino tres pasos frente a ella de acuerdo a todo lo que significaba su conversación con el hijo menor de Walburga y Orión Black. ¿Podía ser que él había escuchado aquella conversación? Daphne quería asegurar con toda molécula de su cuerpo que no, sin embargo había cierta culpa que picaba su nuca, y cierto sentimiento incómodo de duda que revolvía su estomago, que no le permitía negar tal cosa. Tal vez sí, tal vez y de alguna ingeniosa y extraña forma James había escuchado su conversación. Y es que James siempre estaba algunos pasos adelante de ella, siempre sabía todo, incluso cosas que ella misma no sabía de sí, y lo lograba de una manera eficiente y sin dejar rastros.

     Tenía la suerte que Regulus tenía la clase de Encantamientos con su propio grupo de cuarto año, pero eso no era del todo buenas noticias, ya que de todas formas, había compartido clases con Slytherin.

     No sabía realmente qué ocurría en la mente del director Dumbledore últimamente, pero podía hacerse una idea. Ciertamente, los ataques contra las familias muggle habían incrementado ese último semestre del año, y las estrategias del viejo profesor parecían ser demasiado obvias y patéticas para su gusto. Por más que las clases comenzaran a darse entre casas combinadas, la rivalidad no pararía una guerra que comenzaba a tomar fuerza afuera del castillo. Ni siquiera lograba el cometido de unificar las casas dentro del castillo, sino todo lo contrario, parecía irritar aún más tanto a Gryffindor como a Slytherin, desde un nacimiento de competencia que se veía ahora vigorizado.

     Deseó desde el inicio hasta el final de la clase, estirar sus dedos dentro de su bolso y tomar un trago de su poción, pero luego de los comentarios de James e incluso la afirmación de Svendsen, comenzaba a sentirse un poco frustrada con la idea de que otras personas notaban su inusual hábito. Por lo que Daphne esperó, podía esperar a salir de clases, cenar y tomarlo en algún momento desde su caminata al Gran Comedor o incluso en el mismo, también tenía su oportunidad luego de la cena, volviendo al despacho de McGonagall. Eso la tranquilizaba de una manera espeluznante. Tal vez sí comenzaba a volverse a adicta a su poción, que incluso la idea de tomarla y asegurarse cuándo podría hacerlo, la calmaba a cierto grado. Odiaba que James tuviera razón.

    Mientras el profesor Flitwick ignoraba los murmullos de James y Sirius detrás suyo porque estaba demasiado ocupado respondiendo a las acotaciones burlonas de la casa de Slytherin, Marlene McKinnon a su lado intentaba disimular que no oía absolutamente cada cosa que sus compañeros decían acerca de ella. Daphne ni siquiera había intentando parar la conversación, o explicarle a Marlene lo equivocados que ellos estaban. Realmente, ¿qué podía decir que lograra que James Potter y Sirius Black parasen de molestarla? Absolutamente nada. Daphne creía que incluso si intentaba hacerlo, eso empeoraría todo porque lograrían su cometido de obtener de ella una reacción. Por lo tanto, Daphne los había estado ignorando.

𝐮𝐧𝐭𝐢𝐭𝐥𝐞𝐝 ➵ j.potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora